Piensa, Prensa y Pega.

18 de mayo de 2011

Reflexiones y Precisiones

Sobre la “Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad” realizada en el país los días 5, 6, 7 y 8 de mayo, y las dimensiones con sus particularidades adoptadas en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, todavía hay qué decir, valorar e invitar a que se observe, porque los mensajes emitidos claramente o entre líneas, no dan margen para ignorarlos, y sí suficientes elementos para la reflexión obligada y sus consecuentes pronunciamientos comprometidos y urgentes.

Fue evidente que antes, durante y después del 5, 6, 7 y 8 de mayo, los gobiernos federal, estatal y municipal, hicieron un esfuerzo extraordinario para minimizar el tamaño y la esencia de la “Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad”. Los propietarios de los medios de comunicación electrónicos e impresos de Chiapas y el país, en su gran mayoría, volvieron a demostrar al servicio de quién están; fue notoria la sumisión y vergonzosa la manera de exhibir cómo desquitan lo que cobran, cómo se arrastran para enriquecerse más, sin importarles traicionar la función social a que están obligados.

En el estado de Chiapas, se ocultó hasta donde se pudo –casi todo- la magnitud y especificidades de la marcha de denuncia y protesta desarrollada en San Cristóbal de Las Casas, apenas si en algún medio de comunicación de circulación estatal, mereció un castrado espacio en los pies de la portada. Todo fue objeto de censura y manipulación, con burdos manejos que buscaron evitar que la sociedad chiapaneca, mexicana y del mundo, se enterara de la sorpresiva y apabullante reaparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional; que conocieran qué está sucediendo verdaderamente en Chiapas y a partir de ello, qué podría acontecer en cualquier momento.

Si los más de 20 mil bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional hubieran llegado a San Cristóbal de Las Casas en manifestación de reconocimiento y apoyo al desempeño público del gobernador Sabines Guerrero y del presidente Felipe Calderón, seguro, hubiera sido noticia de primera plana y a 8 columnas en los medios de comunicación, la mayoría, al servicio del gobierno de Chiapas. Televisa, TV Azteca y los medios impresos “nacionales”, todos, se hubieran esmerado en ponderaciones magnificadas. Las fotografías elocuentes de más de 20 mil manifestantes, sus mejores ángulos, hubieran aparecido en los medios electrónicos e impresos nacionales, estatales y municipales. La “Lucero” de Tuxtla Gutiérrez y “Alicia” de San Cristóbal de Las Casas, a gritos enloquecidos la hubieran llamado histórica, aplastante. No sucedió así, se ocultó deliberadamente o cuando menos, al resurgimiento impresionante del EZLN se le intentó achicar y bastante lo lograron, por el momento.

Más de 20 mil personas, hombres y mujeres, bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, llegaron a San Cristóbal el 7 de mayo, de manera pacífica, de día, cubiertos los rostros, convencidos, resueltos, pisando fuerte, mirando en serio y con un mensaje claro de solidaridad comprometida a la convocatoria emitida por el escritor y poeta Javier Sicilia. Los Insurgentes Zapatistas expresaron claramente que no vinieron a hablar de ellos, de sus sufrimientos y esperanzas fundadas, de su pasado, presente y futuro por el que trabajan desde hace más de 30 años. Como nunca en dimensión y organización, decidieron mostrarse, vinieron, definieron su postura y se retiraron en orden y disciplina, con respeto, como llegaron. Con el tiempo ya se verá que la reaparición repentina del EZLN no fue una cuestión menor, que significa bastante, que anuncia mucho y que se le desaprovecha para entender y promover consecuencias positivas e inmediatas a favor de los chiapanecos y mexicanos.

Hasta antes del 7 de mayo, los gobiernos difundían -y se la creían- en el interior y exterior del país, que la rebelión zapatista estaba liquidada o cuando menos muy mermada; que l@s comandantes seguramente ya andaban de trabajadores indocumentados en los Estados Unidos o de Zetas; que el subcomandante Marcos había muerto de alguna enfermedad curable, de amor, de coraje o de tristeza; y que el movimiento armado y la declaratoria de guerra al gobierno federal y sus instituciones, eran cosa del pasado, que para nada debería empañar las alegrías que ellos pregonan y festejan en estos tiempos. La realidad presentada el 7 de mayo, con la marcha zapatista, despertó a bofetadas a los del gobierno, evidenciando que llevan, cuando menos, 17 años equivocados, muchos años auto complaciéndose y satisfaciendo a otros, aquí y en el extranjero, con engaños, construyendo mentiras, ocultando sus ineptitudes, disfrazando sus irresponsabilidades sociales y añorando imposibles.

Por lo que se observó en la marcha del 7 de mayo en San Cristóbal, se puede señalar que los zapatistas no han perdido el tiempo, siempre están en lo suyo, se han dedicado a desarrollar sus capacidades para fortalecer y blindar su resistencia, su rebeldía, dando pruebas suficientes de que se han sabido cultivar y multiplicar, permanentemente. Se les vio organizados, disciplinados, decididos y convencidos de su lucha y sus anhelos. Solamente los miopes o a quienes irracionalmente les gana la conciencia de clase, no ven y menos comprenden que ellos no necesitan patrocinadores, se bastan y sobran solos, porque es enorme su convicción, porque tienen la razón, porque se mueven decididos, porque no improvisan y porque llevan muchos años ya resueltos.

Como acostumbran pensar y conducirse los gobiernos y sus asesores posgraduados en el extranjero, seguramente a estas alturas andan muy ocupados y entretenidos, con todos sus recursos, investigando quién posibilitó los medios para que los miles de Insurgentes Zapatistas llegaran a San Cristóbal de Las Casas. Andarán averiguando, qué grupo de la politiquería nacional o estatal podría estar detrás del movimiento; estarán dimensionando la relación de esta aparición con el proceso electoral federal y estatal del 2012; y además, han de andar tratando de encontrar elementos que pudieran ayudarles a frenar, atajar o eliminar acontecimientos futuros, que coloquen en grave riesgo sus intereses, planes y deseos, como clase social y como gobierno que los representa, tolera, protege y estimula.

La convincente, enorme y contundente expresión social puesta de manifiesto el 7 de mayo, con la marcha de miles de bases de apoyo zapatistas, no necesita de tecnología de punta, de labores de inteligencia y de recursos económicos abundantes, para abordarla, escudriñarla, conocerla y encontrarle su verdadera razón, motivos y promotores, no. Están a la vista: son el abandono en que se tiene a los más necesitados; es el fracaso de las políticas públicas insensibles, irracionales e inhumanas; es el fruto que producen los engaños y atropellos; es la cosecha que resulta de los abusos y explotaciones; es respuesta a la medida de las simulaciones; es el producto que solamente se logra con amplias y permanentes prácticas de injusticias sociales; y es la producción que sólo se obtiene con organización, perseverancia, disciplina, dignidad y la convicción y compromiso desarrollados y defendidos por el Movimiento Insurgente Zapatista.

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