Hace pocos días, los diputados locales chiapanecos festejaron –hasta mojarse los calzones- que habían parido una “Nueva Constitución” para la entidad.
Los “legisladores”, buenos mozos de oficio de Sabines Guerrero, presumieron a la Constitución como la más avanzada en América Latina; que retomaba lineamientos de la ONU y que consideraba a la realidad actual.
Hace unas horas, los mismos diputados recularon, y en un aspecto de bastante fondo, volvieron a reformar la Constitución para dejarla igual que antes, y otra vez, se ponderaron y aplaudieron.
A estos eficientes mozos de oficio, ¿quién fue el que primero los obligó a ponerse flojitos y que expresarán satisfacción, y luego les exigió apretarse y que gimieran igual?.
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