En
el combate a la “delincuencia organizada”, la autoridad, a su
modo, ha investigado y documentado cómo los delincuentes han
contaminado y puesto a su servicio a empleados de primer nivel de los
poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, Federal y de los estados.
La
autoridad “competente” también ha dejado claro que de la
“delincuencia organizada” nadie escapa: a partidos políticos,
empresarios nacionales e internacionales, instituciones financieras y
hasta a “sagrados” jerarcas religiosos, les han llegado al
precio y los han convertido en sus empleados.
La
autoridad “avanza”, la semana pasada dictó auto de formal
prisión a Juan Carlos de la Barrera Vite, empleado “élite”
de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al encontrarlo
presunto culpable de trabajar para la organización criminal de “El
Chapo” Guzmán.
Eso
ya no es noticia, lo sería el que la “autoridad competente”, en
las próximas horas, pusiera tras las rejas a los muchos ministerios
públicos federales y del fuero común, a los muchos jueces y
magistrados federales y de los estados, y a todos aquellos que bien
sabe y tolera desde siempre, que trabajen asociados a los criminales
desde los más altos puestos de los poderes Ejecutivo, Legislativo y
Judicial de este país. Eso sí trascendería. ¿Lo estás oyendo,
Felipe; lo estás oyendo inútil?
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