Quién
sabe si “El Güero” Velasco, gobernador electo de Chiapas, y su
equipo asesor, estén dimensionando y dándose cuenta del tamaño y
la verdadera complejidad de la problemática chiapaneca que ya existe
y la que les está por venir en los próximos 6 años. Quién sabe si
“El Güero” alcance a ver y a sentir el grado de explosividad
social latente en la entidad y que le podría explotar en las manos.
Quién sabe si Manuel Velasco Coello alcance a comprender que el
buen tratamiento a los problemas de Chiapas, no sólo es cuestión
de más y puro dinero y amistad con el presidente de México. Quién
sabe si Velasco Coello comprenda que no es lo mismo integrar un
grupo humano para emprender una vistosa y ruidosa campaña política,
que dar forma a un equipo de trabajo, honesto, profesional, sensible,
sencillo y comprometido a desarrollar acciones de buen gobierno y
administración pública, en beneficio de los intereses de las
mayorías necesitadas de todo, empezando por autoridades capaces,
confiables y creíbles.
A
un mes de efectuadas las elecciones en Chiapas, donde en una
operación de Estado hicieron surgir como gobernador electo a Manuel
Velasco Coello, él está dando la impresión de que no se ha dado
cuenta y que sus asesores no lo saben conducir con responsabilidad y
respeto: por un lado, el contenido de sus discursos acompañados de
gráficas no recientes, donde él está frente a multitudes, que
manda a publicar y se conocen por los medios de comunicación, sigue
siendo el de un candidato en campaña que busca el voto del
electorado y no el de alguien que en pocas semanas habrá de asumir
el cargo de gobernador del estado; por otro lado, “El Güero”,
pudiendo ser mesurado y propiciar ya desde ahora la gradual e
inteligente distancia con el gobernador Sabines, que ya se va, está
dando la impresión de que aún busca constantemente cómo
agradarle, agradecerle y manifestarle admiración y reconocimiento a
su buen desempeño gubernamental, frente a una realidad chiapaneca
que le exhibe y denuncia resultados con sabor a fracasos y aroma a
atropellos, sazonado con endeudamientos abusivos, obvios malos
manejos de los recursos públicos e irresponsabilidades
administrativas, por donde se le busque.
Por
lo que deja ver y se le puede escuchar, “El Güero” Velasco no
tiene conciencia plena de la magnitud de la problemática social y
económica a la que se enfrentará, y no porque carezca de la
información necesaria, sino porque él y su equipo asesor, por
cuestiones de formación y clase social, están lejos de
comprenderla. También, “El Güero” está dando la impresión de
que mucho de su futuro político y como gobernador, únicamente lo
está fincando en la buena relación y en los probables voluminosos
apoyos que pueda obtener de Enrique Peña Nieto, que si otra cosa no
sucede, podría ser el próximo presidente de México. No dimensionar
responsablemente el tamaño, la complejidad y la profundidad de las
injusticias sociales que determinan hoy la realidad chiapaneca, y
aspirar a éxitos trascendentes en los próximos 6 años, apostando
todo, exclusivamente, a las buenas relaciones públicas y privadas
con Peña Nieto, seguro se puede adelantar que solamente lo
conducirán a repetir los mismos errores de otros gobernadores y a
cosechar iguales frutos; mal madurados, madurados con “químicos”
o podridos, los que constantemente luego tienen que “inflar”,
disfrazar o embellecer, utilizando con todo a los medios de
comunicación que siempre están en condiciones de cobrar por callar
y cobrar para hablar. La complicidad y complacencia como negocios
mutuos.
Después
de las elecciones estatales de hace un mes y ante las evidencias
abundantes, se puede decir que al “Güero” Velasco le supieron
estructurar su equipo y la logística para su campaña. Todos los
recursos humanos, materiales, económicos y los necesarios y
oportunos desde la “Procuraduría de Justicia” de Chiapas,
estuvieron al servicio de Manuel Velasco. Y a él como gobernador
electo próximo, de igual manera, quien pensó y puso a su servicio
todo el poder del estado para hacerlo gobernador, indudablemente, ya
se apresta para cobrarle, ya también está pensando lo suficiente
para proteger el gobierno que heredará y tratando de ocupar las
posiciones estratégicas necesarias en la administración de Velasco
Coello, que le permitan continuar ejerciendo el mayor poder político
y económico, posibles. “Don Juan”, para empezar, ya le deja como
herencia al “Güero”: 122 ayuntamientos que él escogió o dio su
anuencia; 41 Diputados Locales, un Congreso del Estado más
identificado con Juan Sabines que con Velasco Coello; 12 Diputados
Federales que en su mayoría saben que se deben más a Sabines que a
Velasco; y 5 Senadores por Chiapas que tienen claras las
“facilidades” recibidas de Sabines y su deuda con él, antes que
con “El Güero”. El gobierno y administración de “El Güero”,
en síntesis, iniciará mayormente, con equipo ajeno y las
indisposiciones y dificultades que ello pudiera llegar a generar.
Además, no hay que olvidar ni perder de vista que, más de un
Secretario de Estado del gobierno “Güerista” será
claramente “Sabinista”.
A
las implicaciones desfavorables para hacer buen gobierno y
administrar bien una entidad, que pudiera tener al iniciar con
equipo humano de otro gobierno, habría que agregarle que “El
Güero”, al igual a lo que han experimentado pasados gobernadores,
tampoco resistirá la tentación o antojo de incurrir en la práctica
de traer de fuera a su grupo de trabajo íntimo, el más cercano
–los que le endulzarán el oído y, si lo consideran, le taparán
los ojos-, con la intención de que le ayuden a visualizar los
problemas, a tomar decisiones, a ejecutar las acciones que se
dispongan o a sobrellevar las tensiones que surjan. Con estos dos
ingredientes, demasiado adversos, equipo ajeno por todos lados y
fuereños asesorando y ejecutando, al “Güero” no le irá nada
bien y a los chiapanecos sólo puede esperarles lo mismo de siempre,
con tendencias a empeorar. Iniciará un nuevo sexenio político y
administrativo, por un lado, cómo los Sabinistas buscarán continuar
aprovechándose del cargo, y por otro lado, veremos a fuereños,
muy apurados en la exploración y aventura con Velasco
Coello, tratando de acostumbrarse y aprovechar, lo más pronto
posible y de la mejor manera, la realidad que le presentarán
municipios como Chanal, Chalchihuitán, Chamula, Siltepec o
Zinacantán, entre muchos otros, que distan mucho parecerse a las
populosas zonas residenciales de Polanco, Las Lomas u otras similares
de la ciudad de México.
Manuel
Velasco Coello no la tiene fácil y ya da sobradas muestras de no
darse cuenta: continúa comportándose como candidato en campaña y a
un mes de las elecciones, aún no se asume, responsablemente, como
gobernador electo. Debería ya dar señales claras de que está
trabajando para asumir su responsabilidad, y en lo posible, hablar
menos y bajarle a su publicidad de contenido electoral. Durante su
campaña política, “El Güero” habló de todo y se comprometió
con todos. Con quienes tuvo encuentros, contrajo el compromiso de
construir un mejor Chiapas: escuchar, entender, atender, gobierno
plural, incluyente, cercano y sensible a la gente. No son pequeñeces
ni fáciles de concretar estos ofrecimientos, enormes fueron las
expectativas despertadas y alimentadas por Manuel Velasco Coello. NO
LA TIENE FÁCIL, no parece darse cuenta, y lo más grave es que
ya da la impresión de que le preocupa más qué cargo federal podría
seguir después o a partir de la gubernatura, qué puede conseguir
utilizando a Chiapas, a la pobreza y al abandono de los chiapanecos.
A lo mejor ahora se le antoja la Secretaría de Gobernación o de una
buena vez, la Presidencia de la República.
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