La
semana anterior en el estado de Chiapas, entre las cosas que el
gobierno omitió analizar y publicar, dos cuestiones llamaron la
atención a nivel estatal y municipal: por un lado, la ignorancia y
abuso con que varios ayuntamientos aparecieron coaligados de manera
organizada, nada casual y bien oportuna, con un tono que cubrió
todos los matices que pueden caber de la presión al abierto
chantaje, demandando al Congreso del Estado Chiapaneco y también,
igualmente, al Ejecutivo Estatal, algo absurdo y ridículo. Asomaron
pidiendo que les autorizaran reelegirse “porque así lo
exige su pueblo”, dicen. Que les permitan no entregar el gobierno
municipal el primero de octubre, sino el 31 de diciembre. Por otro
lado, a nivel municipal, llamó la atención en San Cristóbal de Las
Casas, el hecho de que los sindicatos al servicio de la
municipalidad, junto con su presidenta municipal, no pudieran
aguantarse continuar con sus “arreglos tras de la casa”, y
llevaran y dieran a conocer en vivo y por la radio XEWM, algo de la
abundante corrupción que prevalece y se acostumbra entre las
organizaciones sindicales y la autoridad correspondiente;
deshonestidades y abusos de poder que mayormente benefician a ellos
y no a las mayorías de los gremios sindicalizados.
Algo
sobre la reelección que pretenden algunos municipios chiapanecos.
No cabe duda que el ejercicio del poder no sólo les nubla la vista a
algunas autoridades, también les bloquea el cerebro y les alarga las
uñas y los bolsillos. Los actuales ayuntamientos fueron nombrados
formalmente para concluir el 30 de septiembre y no el 31 de
diciembre del año 2012, y hacerlo como lo solicitan significaría
concretar una reelección prohibida por las leyes mexicanas. Pero
además, los ayuntamientos promotores de su reelección
“olvidan” que en las elecciones recientes ya se nombraron los
ayuntamientos que habrán de tomar posesión el primero de octubre
próximo. Así está el asunto, y si la autoridad “competente” no
interviene como es su obligación, el hambre canina de los promotores
de este disparate y relajo, podría terminar desestabilizando
socialmente a una buena parte de la geografía chiapaneca.
Los
ayuntamientos impulsores de la reelección, con sus
presidentes municipales al frente, argumentan que necesitan continuar
hasta el 31 de diciembre de este año, porque primero, esto les
permitiría mayor tiempo para concluir bien sus obras y cerrar
correctamente su “cuenta pública”; y segunda, porque además,
dicen ellos, que así lo está pidiendo “su pueblo”, y anexan
solicitudes firmadas y selladas. ¡El colmo! Cuando ellos tomaron
posesión del cargo, ¿no se dieron cuenta que su nombramiento
terminaba el 30 de septiembre y que deberían de planear concluir
para entonces todo su ejercicio político, económico y
administrativo? Por supuesto, bien se dieron cuenta de todo, pero
jamás pensaron que eso de ejercer poder y disponer arbitrariamente
de los recursos del pueblo, se iba a volver una adicción
incontrolable en ellos: lo probaron sin límites y les gustó,
es solamente eso. Se les desarrolló lo abusivos, se les despertó lo
insaciables y sin lugar a dudas, algún político perverso de los
que ya sienten finalizar su poder, está detrás de ellos “jugándoles
su cabecita” irresponsablemente, sin prever que las acciones,
presiones y chantajes que está maquinando, induciendo y alimentando,
bien pueden ocasionar confrontaciones muy serias, lesiones políticas
y desestabilizaciones en la entidad, más cuando se les cultiva y
promueve en plena transición federal, del estado y municipales.
Ante
este panorama de ridiculeces y abusos extremos, que bien dan para
estimular corajes o risas, imaginémonos que después, a la par de
la pretendida reelección de los ayuntamientos, apareciera el
gobernador Juan Sabines Guerrero pidiendo al Congreso local, y
apoyado en miles de actas de “Asambleas Ciudadanas del Chiapas
Solidario”, quedarse un tiempo más como gobernador,
argumentando que así “lo piden los chiapanecos”, que es porque
desea terminar bien sus obras inconclusas, que es porque quiere
cerrar bien su “cuenta pública” y porque, además, tiene interés
en abonar algo importante a su enorme deuda pública y privada. ¿Qué
opinaría “El Güero” Velasco?, ¿cómo reaccionaría el
gobernador electo? Si en estos momentos se consultara honestamente a
la población de los respectivos municipios, sobre qué opinan y qué
esperan de sus actuales gobiernos, sin lugar a dudas, la mayoría
coincidiría en que están decepcionados y hartos, y que ya sólo
esperan que se vayan y que vengan los otros, para volver a correr el
riesgo de que resulten iguales o peores.
Algo
sobre el “espectáculo” montado por los sindicatos al servicio
del gobierno coleto, que de pasada desnudó más al actual
Ayuntamiento perredista, panista y priista. Históricamente, los
sindicatos surgen como una necesidad de los trabajadores para hacer
frente a los abusos y atropellos de los patrones, para construir
mejores relaciones en la producción, para promover y provocar
prestaciones sociales justas y para luchar por formas superiores de
vida para la clase trabajadora. Sin embargo, la misma historia
también nos ejemplifica cómo las organizaciones sindicales, cada
vez con mayor frecuencia, como costumbre y maldición, extravían su
función social, se prostituyen y finalmente, terminan sólo siendo
útiles a los intereses de los directivos sindicales y al patrón. A
los trabajadores se les continúa atropellando sus derechos y
limitándoles beneficios, ya no tan directamente, sino utilizando a
su directiva sindical. Las instituciones sindicales nacidas para
defender y construir una vida mejor al trabajador, son transformadas
en instrumentos para mediatizar, amenazar, amansar, amedrentar,
atosigar y dividir “civilizadamente” a los trabajadores, en sólo
eso y muchas veces, en eso y cosas peores convierten a los
sindicatos.
Por
todo lo que se conoce públicamente y hasta por la radio, como
necesidades, padecimientos y confrontaciones de los trabajadores y
los sindicatos al servicio del gobierno y administración del
municipio de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, es evidente que
las dos organizaciones sindicales y la presidenta municipal, vienen
incurriendo en deshonestidades, no han estado a la altura de sus
obligaciones y es más lo que deben que lo que han hecho a favor de
los sindicalizados. Prevalecen los salarios injustos donde la mayoría
apenas gana para medio sobrevivir y muy pocos son los que
“inexplicablemente” perciben salarios y “atenciones
especiales” que, comparativamente entre ellos, resultan
insultantes. Las prestaciones sociales a que tienen derecho no se las
dan completas, se las regatean, se las entregan como limosnas o las
reciben condicionadas; el nepotismo y tráfico de poder entre “los
líderes” y la autoridad, es una constante que entre ellos se
descubren; los “líderes” sindicales y la autoridad municipal en
turno, como siempre, primero acuerdan para su beneficio personal y
luego hasta después, para mejorar el servicio público a ofrecer, o
las obligaciones para con la base trabajadora sindicalizada. Por todo
lo escuchado y conocido por la radio y prensa escrita, de boca de
los mismos “líderes” de los sindicatos en cuestión, sus
acuerdos y prácticas exhiben un cuerpo y alma oliendo a corrupción
y traiciones a sus representados, nada menos y podría ser más.
El
“pequeño” asunto sindical que ahora les ha hecho gritar y
desnudarse entre ellos y en público, el que se refiere a las
personas que solamente trabajan sábados y domingos, pero que cobran
el mes completo; el incidente donde los líderes sindicales
ya dejaron suficientemente claro que son recomendados, conocidos o
familiares de la presidenta municipal o de algún otro miembro del
Ayuntamiento coleto, por lo que ellos mismos dejan ver con claridad,
sólo es un detalle menor de corrupción que, afortunadamente, hoy no
tuvieron la capacidad de acordar en privado, como siempre. Han dejado
claro que entre ellos acostumbran repartirse “equitativamente”
todos los beneficios personales posibles, pero que a últimas fechas,
alguien de ellos está abusando y se está sirviendo de más y de lo
mejor. Ese es el meollo del asunto actual, es el problema a superar,
es la finalidad de las presiones y chantajes que para nada tienen
como objetivo toral, la defensa permanente, amplia y a fondo de los
derechos de la clase trabajadora, el logro de una mejor vida para
ellos y su familia, no, es sólo una cuestión de “los líderes”
y la patrona.
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