Piensa, Prensa y Pega.

4 de septiembre de 2013

Reflexiones y Precisiones



En nueve meses, Enrique Peña Nieto había venido haciendo lo que quería. Sí, durante nueve meses nadie se había opuesto tan notoria y firmemente, a los planes del actual presidente de la república, como ya lograron hacerlo los maestros de México, organizados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Como sea, hasta donde alcance el éxito o fracaso de estos trabajadores, para empezar debe reconocérseles que no fue un logro menor haber frenado al Ejecutivo Federal, en su empecinamiento enfermizo por privatizar todo lo que esté a su alcance, lo que se le cruce y lo que le ordenen los más poderosos de México y el mundo.

Vender lo que se pueda del país, abaratar la fuerza de trabajo mexicana, mermar los logros laborales de los trabajadores y crear condiciones más favorables –en todos los órdenes- para los inversionistas nacionales e internacionales, son algunos de los principales objetivos del gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto desde hace nueve meses, a los cuales nadie se había opuesto tan firmemente como ya lo hicieron los maestros organizados en la CNTE. No es un tropezón pequeño el sufrido por el presidente de México con los profesores mexicanos, marcará muy bien su sexenio y, lo mejor, como ya otros actores nacionales vieron que se puede, es de esperarse que le sobrevengan otras resistencias organizadas desde diferentes frentes; los que hasta hoy habían permanecido resignados a las disposiciones del nuevo gobierno con actitudes viejas. Este gobierno que parecía sin debilidades, invencible, omnipotente y omnipresente, no lo es y ya empezaron a asomarle el principio de sus derrotas en el terreno político, económico y social. El nuevo gobierno, en nueve meses, ha envejecido lo que a otros les ha llevado seis años, hasta parece que están a semanas de concluir, por tantos problemas, por la falta de éxitos, por los retrocesos que ya se conocen y por la ausencia de respuestas prontas y apropiadas.

Bloquear embajadas, recintos legislativos, tribunales, oficinas sensibles del ejecutivo y aeropuertos, además de carreteras, puede convertirse en una práctica más común de lo que hoy pudiera imaginarse cualquier ciudadano, si los gobiernos deciden continuar con las mismas acciones irresponsables, las que hasta hoy lo han venido caracterizando y definiendo como otro mal gobierno. Propiciar y permitir que la clase trabajadora mexicana, explore y amacice estas formas radicales de expresiones de inconformidad social, para obligar que los gobiernos escuchen y atiendan el malestar y las propuestas, es casi como estar jugando a la “ruleta rusa”, diariamente. En una de estas, alguien o algunos perderán la vida; en una de éstas, algunos serán llevados a la cárcel; en una de éstas, vendrá la represión selectiva o generalizada. Muy cerca pueden ya estar las persecuciones, aprensiones injustas, torturas y desapariciones forzadas que sólo ayudará a que los gobiernos cumplan a sus amos o socios, y para nada les facilitará el cumplimiento de sus obligaciones para con la sociedad, a quien se deben y a quienes hoy traicionan. Por culpa de las autoridades, sociedad y gobierno mexicanos, están adentrándose en terrenos muy peligrosos, donde al final nadie ganará, y sólo tendrán buen futuro, en lo inmediato, las empresas transnacionales y los gobiernos más poderosos del mundo, por supuesto, iniciando por los Estados Unidos de Norteamérica. Los más ricos de México, aunque no lo crean, terminarán perdiendo todo, incluido el cariño de sus amos y señores.

Seguro, Enrique Peña Nieto y su equipo más cercano, jamás pensaron y menos tenían previsto, que frente a sus planes asomara un obstáculo del tamaño y color que le pusieron los maestros de la CNTE, y en consecuencia, no estaban preparados para reaccionar y responder, responsable y rápidamente. Con claridad, se vio que en las primeras horas no sabían qué hacer, cómo contestar y qué decir. En su libreto no aparecían las respuestas para expresiones sociales de este tamaño, con esta firmeza y decididos a todo. Reaccionaron como acostumbran los que entran en estado de miedo y desesperación; les echaron la policía a los manifestantes y luego, corrieron a buscar refugio lo más cerca posible del ejército mexicano y los dueños del capital financiero nacional. Se fueron a trabajar al “Centro Banamex”, curiosamente muy cerca de instalaciones militares. No sólo eso, las acciones emprendidas por los maestros, también dieron para cancelar un viaje internacional del presidente Peña Nieto y puso a tartamudear la decisión para  definir la fecha, el lugar y la hora del primer informe de gobierno del Ejecutivo Federal. El “jalón de orejas” aplicado por los maestros de la CNTE, entre otras cosas, desnudó las riesgosas debilidades de este gobierno y hay que tener cuidados extremos. Siempre que entre en desesperación, recurrirá a los ricos y al ejército nacional.

Los gobiernos de México vienen menospreciando las capacidades organizativas y de respuesta, de las organizaciones sociales honestas. El gobierno que llegó con el presidente Enrique Peña Nieto, apoyado principalmente por hombres y mujeres de la vieja escuela priista –ex gobernadores, ex senadores, ex diputados federales y locales, ex miembros de ayuntamientos, empresarios regionales y nacionales, nacidos y desarrollados a la sombra del descompuesto poder político- han de haber creído y se imaginaban que a la clase trabajadora mexicana, toda, también podrían controlarla y domesticarla, para siempre, como lo acostumbran, y con los mismos instrumentos que mueven o inmovilizan a los grupos políticos y económicos; legisladores y jueces federales, gobernadores, legisladores y jueces locales, institutos políticos y a la inmensa mayoría de medios de comunicación del país. Fallaron y ojalá aprendan la lección o, de lo contrario, hay que prepararse para escenarios más difíciles y peligrosos, que iniciarán con ingobernabilidad, mayores torpezas y arrebatos, y concluirán ensangrentando y arruinando más al país. 

Un coctel social en extremo explosivo, voluntaria o involuntariamente, prepara el gobierno federal. Quién sabe si su “área de inteligencia” del presidente Enrique Peña Nieto, dimensione apropiadamente el significado que tiene y los alcances que pueden llegar a tener, tantas inconformidades sociales agrupadas en tan poco tiempo, con “Las reformas” que con urgencia promueve y que de la misma manera busca que apruebe el Congreso de la Unión. En muy poco tiempo, se dio la respuesta organizada de los maestros, se han unido o buscan incorporarse, el Sindicato Mexicano de Electricistas, jóvenes rechazados de las universidades, el Sindicato de Mexicana de Aviación y otras tantas organizaciones nacionales o regionales. ¿Qué pasaría si a la CNTE se acercaran o ya lo están, “las policías comunitarias”, los familiares de desaparecidos, los parientes de los encarcelados injustamente, y todos aquellos y aquellas con necesidades insatisfechas, engañados, atropellados, desesperados y bastante hastiados con esta forma de gobierno y administración, corrupta e injusta? Si las autoridades de todos los niveles no reaccionan apropiadamente y asumen pronto, con responsabilidad social, diálogo y más diálogo, tolerancia y prudencia, con justicia y equilibrio, sus responsabilidades, es posible que los maestros de la CNTE estén por hacer el “último llamado”. A muchos podrá parecer exagerado, pero aunque no lo quieran, ya existen elementos y condiciones objetivas y subjetivas que deberían preocupar a todos. La delincuencia organizada mexicana, como van las cosas, en cualquier momento podría animarse y aprovechar esta delicada coyuntura, y ahí sí, quién sabe lo que pueda sobrevenir.

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