Piensa, Prensa y Pega.

9 de julio de 2014

Reflexiones y Precisiones



IGNORAR, DESGASTAR, DIVIDIR, DESPRESTIGIAR Y ACHICAR. Con este tratamiento oficial e institucionalizado, tienen que lidiar los mexicanos diariamente, cuando manifiestan con firmeza sus insatisfacciones, injusticias, quejas hacia promesas incumplidas, hacia provocaciones cínicas, hacia las burlas convertidas en políticas públicas y los atropellos de las autoridades de este país. Se piense lo que se piense, ya la realidad social cada día emite más señales de no aguantar más. La inconformidad de las mayorías hacia el gobierno, en el campo mexicano, ya es a cualquier hora del día y diariamente, lo mismo en el norte que en el sur de México. El malestar social cada vez más radicalizado, de los habitantes de las pequeñas y grandes ciudades, se ha vuelto una constante que se ve, se escucha y ya adquiere visos de una muy sufrida costumbre. Y lo más grave y lamentable en  todo esto, es que ninguno de los actores políticos decisivos pareciera que se da cuenta: los que más, ven bien, escuchan con aparente interés, pero no alcanzan a dimensionar correctamente. Nadie imagina que un muy probable estallido social, generalizado, lo vienen incubando ellos, desde hace ya muchos años, con su ceguera, sordera e insensibilidad social, convertidas en POLÍTICAS PÚBLICAS.

Con cada nuevo gobierno, inventan nuevos parches. Sí, cada vez que llega un nuevo presidente de México y le da por elaborar y presentar lo que él llama “Plan Nacional de Desarrollo”, les dice a los mexicanos que ese “Plan” trae los remedios para todos sus males. Les promete a los habitantes del país que su “Plan” eliminará las miserias del campo y las ciudades. Les ofrece que su “Plan” echará los maltratos y las indiferencias; y a gritos y frente a enormes concentraciones humanas, llenas de mujeres y hombres, garantiza: DEMOCRACIA, JUSTICIA SOCIAL, HONESTIDAD, TRANSPARENCIA, COMBATE A LA CORRUPCIÓN Y LIBERTADES PLENAS. Pasan sus seis años y lo de siempre: un fracaso más, un saqueo más, un sufrimiento más, una decepción más; una mentira más que vuelve más rico al poderoso y aún más miserable al pobre.

No se recuerda otro escenario social parecido, cuando menos en los últimos 44 años. Quién podría decirnos y con qué argumentos tangibles y de peso humano, que hoy los mexicanos son más felices que hace 50 años, que su bienestar es superior. Nadie, incluyendo a los “defensores de oficio” de las autoridades de la federación, el estado y los municipios. Nadie está en condiciones de desmentir que hoy en la sociedad mexicana, se padece mayor desempleo, se sufren más enfermedades, se padece más hambre, es mayor la dificultad para ingresar a la educación pública en todos sus niveles, es mayor la inseguridad laboral, es mayor la inseguridad pública, son mayores los abusos de las autoridades, son mucho mayores las dificultades para adquirir una vivienda. ES MÁS DIFÍCIL VIVIR Y MÁS FRECUENTE, SOBREVIVIR.

El presente es sumamente difícil para la mayoría de las y los mexicanos, y el futuro, absolutamente incierto. Lo más claro es que la situación económica, política y social en general, tenderá a empeorar. Siempre, de construir los cimientos para que el bienestar de los mexicanos se complique aún más, es de lo que se han venido ocupando los gobiernos de los últimos 44 años, mínimamente. Se han dedicado a mal vender, hipotecar o aprovechar, irracionalmente, los recursos naturales y todo lo que significa el patrimonio del pueblo de México. Se han olvidado, peligrosamente, del campo y los campesinos: producción, productividad, vocación de suelos, alimentos, autosuficiencia alimentaria, economía familiar, entre otros muchos aspectos que pueden asegurar un desarrollo social y humano, aceptable, sólo existen en los discursos alegres de los políticos en campaña.

En el aspecto de LA DEMOCRACIA, en su forma, con suma dedicación se han empeñado en hacer parecer que los ciudadanos tienen garantizada una participación cada vez mayor, pero en los hechos, amarran todo tipo de mecanismos legales e ilegales, para seguir con el control de las decisiones, promoción y votaciones; en los miles de municipios, en todas las entidades federativas y, por supuesto, en las instancias formales y reales donde se decide el nombramiento de las autoridades, desde un Ayuntamiento, hasta el presidente  de la República.
Desde hace más de 40 años, se puede decir que los ciudadanos tenían mayor participación en el nombramiento y desempeño de sus ayuntamientos. Los ediles veían más por el bienestar de la colectividad y menos por sus intereses familiares o de grupo. Hace poco más de 40 años, ser miembro de un Ayuntamiento era una enorme responsabilidad, hoy sólo se entiende como una excelente oportunidad para salir de pobres o para volverse más ricos, y a la vez, tejer compromisos y complicidades para que, posteriormente, un familiar o amigo continúen en los cargos públicos que posibilitan el manejo de recursos del pueblo, en la total opacidad y absoluta deshonestidad. Así es y no de ahora. Así es y todo empeora.

NO ES CIERTO que los gobiernos trabajen para que los ciudadanos mexicanos tengan mejores condiciones de vida y para la muerte. Los hechos nos dicen lo contrario. A diferencia de hace décadas, hoy un jefe o jefa de familia tiene que trabajar más para medio poder resolver sus necesidades básicas de alimentación, vestido, educación, salud y vivienda, principalmente; antes bastaba con que el padre desarrollara su trabajo con regularidad; hoy, el padre ocupa hasta horas extras, trabaja la madre y de alguna manera buscan empleo todos los miembros de la familia, y la mayoría de las ocasiones, ni en estas condiciones se puede decir que logran vivir mejor que como lo hicieron los abuelos o bisabuelos. Así de claro, así de simple.

Ya está suficientemente claro que la realidad social mexicana, empeora; ya está claro que desde hace más de 40 años, los gobiernos vienen tomando decisiones contrarias a los intereses de las mayorías de México; ya está claro que los gobiernos trabajan decisivamente para convertirnos en empleados, mal pagados, del capital financiero internacional; ya está claro que el sistema económico y político mexicanos, únicamente tienen capacidad para producir miserias, atropellos, sufrimientos, engaños, desigualdades y excesivos rencores que se acumulan de manera constante y peligrosa. YA ESTÁ CLARO QUE URGE UNA RESPUESTA, ORGANIZADA Y CONTUNDENTE, POR PARTE DE TODOS AQUELLOS QUE NO SON GOBIERNO.  Y A   E S T Á   C L A R O.

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