El reciente fin de semana, por necesidad, tuve que realizar el mismo recorrido y me encontré con una ciudad en desgracia, donde pareciera que no hay ningún gobierno y que adolece de una administración pública que se ocupe de su funcionalidad y fisonomía.
Ciudad en desgracia parece cuando se la observa con basura por todos lados; muy escasamente arbolada; con muy pocas o nada de flores; con un trabajo visualmente pesado y chocante, realizado con lajas; con edificios y casas en el descuido casi total de sus fachadas; con sus calles y avenidas hechas una desgracia en su pavimento; con una fluidez vehicular anárquica y agresiva; y con exagerados ruidos y olor a combustible, provocado por los automóviles, entre otras desgracias.
Pero lo que más llama la atención es que el palacio de Gobierno del Estado, donde debe atender a los ciudadanos el gobernador Manuel Velasco Coello, estácon fierros, escudos y blindajes en todos sus frentes. ESTO ES UN GOBERNADOR ATENDIENDO DENTRO DE UNA JAULA.
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