Piensa, Prensa y Pega.

17 de marzo de 2008

17 de marzo del 2008.

Con motivo a la Semana Santa , cuando la mayoría se dedica a “fugarse”, no a buscarse y encontrarse; cuando casi todos atienden su carne, la carne vecina y lo superfluo; por éstos días, cuando se da rienda suelta a los excesos de todo tipo; en estas fechas, cuando se propician acercamientos aparentes, que cultivan alejamientos reales: es propicio y productivo, reflexionar sobre el silencio.

El valor del silencio, que permite escuchar a otros; el silencio que enseña; el silencio que debe obligar a ser mejores; el silencio que emite señales; el silencio que también manda; y, los silencios que acercan, clarifican e imponen.

Se puede aportar, formar y resolver más, con un silencio adecuadamente administrado, más que con expresiones ruidosas, donde las frases atropellan, lesionan o sólo entretienen, esconden o engañan.

Se oye mejor a todos, cuando se guarda silencio: muchos problemas se evitan o resuelven, asimilando el lenguaje del silencio.

La mujer u hombre más útil, socialmente, bien puede ser, no quien más o mejor hable, si no quien cultiva el equilibrio entre, oír, hablar y callar.

Los movimientos que más rápido se consolidan y trascienden, son los que avanzan en silencio; los pasos de avance seguro, son los que no levantan polvo; las palabras que más convencen, son las que no se dicen; el compañero que mejor acompaña, es quien aprende y enseña a guardar silencio; y, los esfuerzos que cuajan temprano, son los que no se les fijan tiempos.

No sobra decir que, me refiero al silencio que puede ayudar a formar nuevos hombres y mujeres: el que construye, no el que complace, confunde o empuja a conformarse.

P.D. Pero bueno, los Cientistas Sociales dirían que nada es absoluto, que todo es relativo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

pareciera que se da a desear verdad?
y ciertamente, se extrañan sus comentarios, esperamos que pronto retome ese afan del dia a dia y asi saciarnos de la veracidad que tan solo usted nos da.