Piensa, Prensa y Pega.

23 de mayo de 2012

Reflexiones y Precisiones

En este espacio, siempre se ha sostenido que en México la democracia no existe y que lo único que se hace es montar pésimos teatros pueblerinos, para simular que son los ciudadanos quienes eligen a sus gobernantes y representantes populares en general. En el país, cada vez queda más claro que son los gobernantes, junto con las cúpulas de los partidos políticos y los empresarios, los que deciden sobre las personas que habrán de ser, primero candidatos y luego, según se trate, presidente de la república, gobernadores, senadores, diputados federales, diputados locales o miembros de ayuntamientos.



En las entidades federativas, son los gobernadores los que con descaro y abuso, atropellando o eliminando adversarios –previos acuerdos con los poderes del centro del país-, componen y descomponen a su antojo la vida política de su estado. La democracia en México, se puede afirmar con argumentos visibles, irrefutables y cotidianos, apenas si existe como pésima caricatura; la política, cuando mucho llega a politiquería rural; y eso de “representantes populares” no es más que un apodo o mala ocurrencia de sobrenombre que para nada corresponde a las funciones que desempeñan. Mayormente, en Chiapas y todo México, dedicarse a la política es algo muy parecido o igual a desempeñarse en las filas de la delincuencia organizada, pero con fuero, con menores riesgos y mayores ganancias.



En San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, aunque lejos de la capital del país –lugar donde se toman las más importantes decisiones políticas y económicas que luego cargan y sufren los mexicanos-, durante este proceso electoral federal y el correspondiente al estado, con exagerada nitidez se ha venido observando el rústico comportamiento de la clase política en el jaloneo que se traen por el reparto del poder y los negocios futuros que en estos tiempos les posibilita la actividad de “gobernante” o “político”. A estas alturas del proceso electoral en México y Chiapas, de los protagonistas que originalmente ingresaron al escenario para aparentar participación ciudadana y democracia, unos ya están como difuntos en velatorios, otros ya están iguales a los muertos en el cementerio y, algunos más, ya bien se les puede comparar con cadáveres en descomposición. Por supuesto, son más los damnificados que los beneficiados. De los que pasaron a “mejor vida” y de aquellos que después se darán la “gran vida”, los artífices son los gobernantes, las mafias políticas y la oligarquía empresarial en sus diferentes niveles del país y los estados. Mientras, los ciudadanos comunes sólo observan el circo nacional y local, esperando “el pan de cada día”, el garrote, las mentiras y los atropellos que luego se reparten por igual a las mayorías empobrecidas, las que si no se organizan por sí mismas y se deciden a participar de manera resuelta, nada cambiarán; los sufrimientos se les agudizarán para displicencia y gusto de los gobiernos en turno.



En el proceso político que hoy todavía no concluye en el estado de Chiapas y el municipio de San Cristóbal de Las Casas, se han presentado -según lo documentado y difundido-, muchas particularidades e incidentes que bien dan para la risa o el coraje, para la pena, vergüenza o pesar; para ilustrar subordinaciones, burlas y manipulaciones; para entresacar ejemplos claros de lo que los gobiernos y políticos no deben hacer y lo que la sociedad no debe permitir jamás. En Chiapas, el gobernador Juan José Sabines Guerrero, por las buenas o malas, ya ha sometido a los participantes, con “hechos, no palabras”, ya tiene arrodillados, implorando y en espera a todos, en el ámbito estatal y en las 122 municipalidades. El resultado oficial que se avecina, sin duda, es el que dispuso Sabines Guerrero junto con los cárteles del poder central y local, los políticos y los empresarios. El primero de julio no habrá sorpresas, ya todo está visualizado, valorado y distribuido. La futura geografía política chiapaneca, de “común acuerdo”, ya está dibujada, pintada y hasta con “los animalitos” que la animarán y habrán de darle vida artificial. Democracia y desarrollo de a mentiritas; saqueos, atropellos y miserias, asegurados y de verdad.



Los ecos, movimientos y calores políticos que en San Cristóbal de Las Casas se han percibido, bastan y sobran para comprobar lo que aquí se afirma hoy y siempre: la democracia en México y Chiapas no existe; en la entidad, todo lo decide el gobernador en funciones -ahora le tocó a Sabines Guerrero-, “consensando” con los poderes fácticos del centro del país y la entidad. Los resultados que simularán obtener en las votaciones del primero de julio, en sus aspectos más importantes, ya están decididos y amarrados; y ya los orquestadores y futuros beneficiados, están preparados para instrumentar, operar, informar, aceptar, aplaudir y asumir los cargos. Al gobernador Juan José Sabines Guerrero, nada ni nadie lo detuvo y no se anduvo con cortesías; en el municipio de San Cristóbal, hasta hace pocos días, se pensaba que sería Manuel Velasco Coello quien tendría mano para escoger y poner presidente municipal, pero no, hoy todo indica que no es así, que ni este municipio le dejó el gobernador. La plaza ya está comprometida y resguardada.



En San Cristóbal de Las Casas, en “las izquierdas”, “las derechas” y “las torcidas”, el gobernador Sabines o las personas que presumen recibir instrucciones directas de él, para empezar, sin guardar las formas, dieron órdenes e hicieron acomodos ásperos en todos los partidos políticos, “pasaron corriente” a muchos, entusiasmaron a no pocos, se aprovecharon e hicieron “compromisos” con hombres y mujeres, pusieron en condiciones de servir y someterse a los que se dejaron, colocaron desnuditos y para cooperar a todos los que lo permitieron, y al final, seguro, sólo jugarán con ellos y terminarán por poner como presidente municipal, síndico y regidores, a los más dóciles, miedosos, indignos, ignorantes y ambiciosos, para quienes la integridad, el honor, los principios, la moral y los valores humanos en general, no existen, ni tienen interés por conocerlos y practicarlos responsablemente. Llegarán únicamente los que garanticen ser buenos subordinados en la politiquería y en los negocios sucios institucionalizados dentro de la administración pública.



Si consideramos el origen y los compromisos con que nacerán los futuros “gobiernos” y “representantes populares”, a parirse en el proceso electoral venidero, a los habitantes del municipio de San Cristóbal de Las Casas, a Chiapas y al país, no les aguardan buenos tiempos de bienestar, desarrollo humano, tranquilidad y justicia social verdaderas. Cuando mucho, cambiarán los colores del partido político que “gobierna” y “administra” el poder y las ganancias posibles, para ellos y sus socios. Modificarán los nombres de los programas limosnas con los que atraen, atan, generan dependencias, tejen complicidades e instalan frágiles “válvulas de escape” a la inconformidad social. Seguramente, “innovarán” estilos de gobierno, abusos y saqueos; surgirán personajes políticos nuevos, con vicios viejos más los propios; muchos “amos” de ahora serán siervos mañana; bastantes “don nadie” de hoy, luego les llamarán “señores”; y no escasearán aquellos y aquellas que irán a prisión o permanecerán prófugos de la “justicia”, esa que hoy utilizan para avasallar, imponerse y humillar, para alimentar su insaciable apetito por el poder y el dinero, para sosegar sus instintos más perversos e inimaginables: exigiendo trato de dioses, conduciéndose como demonios.

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