Todo muy
preocupante. Chiapas continúa moviéndose a la deriva: no hay
responsabilidad social; no hay interés por lo común; no hay rumbo promisorio;
la problemática socioeconómica se contamina y complica cada día más; los
gobernantes y asesores, loquitos jugando a la politiquería y ninguna
autoridad se percata de que la situación chiapaneca se mueve de una realidad
peligrosa a otra sumamente explosiva.
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