Lo inmediato, lo superficial, lo
aparente, lo no esencial. Mucho
podríamos avanzar diariamente como personas, familia y sociedad, si se nos
volviera una costumbre ir más allá de lo
inmediato, de lo superficial, de lo aparente, de lo no esencial; todo aquello
que hoy nos ocupa, desgasta y hasta enfrenta, innecesariamente. Es demasiado el
tiempo que se tira a la basura ocupado en banalidades, perdidos en
intrascendencias, dando valor a todo aquello que no lo tiene, desperdiciando
el tiempo. Es una cuestión preocupante que todo esto suceda,
mientras en la sociedad, de manera permanente, se observan signos de
descomposición acelerada en detrimento de ella misma. Hoy en la sociedad mexicana,
ya la irresponsabilidad social pareciera que la produce ella misma, y da
la impresión de que se viene reproduciendo como una enfermedad para la cual todavía no hay cura, y aun con todo, nadie se ocupa de encontrar las formas
de prevenirla, combatirla y desterrarla, eficazmente, de esta sociedad que
todos los días emite señales claras de que se está pudriendo, irremediablemente.
Los padecimientos sociales están a la vista de
todos, son conmovedores, y lo peor está por venir:
incertidumbres mayores para las y los jóvenes de este país, más desempleo, mayores miserias, más hambre, más abusos oficiales, más violencia, más muertes, más llantos, más de todo aquello que no debemos permitir
en pleno siglo XXI, cuando se hablan y presumen grandes descubrimientos científicos, tecnológicos y artísticos.
Empecemos por aprender a ver y actuar sin desperdiciar esfuerzos, tiempos y
recursos; yendo más allá de lo inmediato,
superficial, aparente y no esencial.
La responsabilidad social. Muchos o todos los sufrimientos de la
sociedad mexicana dejarían de existir y multiplicarse, si cada
uno de nosotros cumpliera en ocuparse, celosamente, con la parte de
responsabilidad que le corresponde. Los gobernantes dedicados a GOBERNAR,
construir y practicar BUEN GOBIERNO; y los ciudadanos, cada uno, preparados y
cumpliendo con la parte correspondiente al gobernado: OBEDECER Y MANDAR, responsablemente.
Hoy, en el municipio de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas y en México, cada mujer u hombre, cada gobierno, camina por su lado, piensa sólo para sí mismo, aunque inviertan cuantiosos
recursos económicos, alocadamente, en aparentar lo
contrario. Al dinero ya lo han convertido en dios y la lucha, constante y a
muerte, por el poder político ya se ha vuelto una obsesión enfermiza. Prevalece el individualismo, florece el egoísmo, se olvida o desprecia lo común, todos
aquellos elementos sociales que son determinantes para la consecución de una sociedad sana, justa y en permanente desarrollo social,
sostenido y suficiente: desarrollo de capacidades, recursos, habilidades y
toda clase de satisfactores que conduzcan a promover, provocar y afianzar una
realidad con mujeres y hombres satisfechos socialmente, en armonía y paz. Mucho muy lejos estamos de escenarios como este y cada vez más, profundizamos el enraizamiento de dañinos elementos
sociales que solamente producen, irracionalmente, explotación del hombre por el hombre, desigualdades, violencia, injusticias y
sufrimientos.
Algo para llorar o reír, y luego componer. En el municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, como seguramente en cualquier parte
del país, los ciudadanos ven pasar los días y años, entretenidos con los malestares y sufrimientos que les originan los
servicios públicos, pésimos o inexistentes, que les mal proporcionan
o niegan sus autoridades. En consecuencia, el ciudadano dedica la mayor parte
de su tiempo e interés,
a exigir solución a sus necesidades inmediatas: buen
servicio de limpia, alumbrado, agua entubada, drenaje, mercado, rastro,
vialidades, banquetas, policía, parques y jardines, como es obligación de la autoridad inmediata, según lo establece
la ley, el ayuntamiento. Mayormente, a esto dedican todo su tiempo y todas sus
energías los ciudadanos de los municipios, no está mal, pero es absolutamente poco e insuficiente,
comparado con la magnitud de las responsabilidades constitucionales, obligación de los ayuntamientos y derecho de los habitantes de
las municipalidades.
Al nombrar un ayuntamiento, no se le
designa, única y pobremente, para que se encargue de proporcionar los servicios
públicos; se le nombra para que se responsabilice del bienestar
social, convertirse en promotor y provocador de promisorio desarrollo común, presente y futuro, de los habitantes del municipio.
Procurar bienestar social, va mucho más allá de ser un regular o buen prestador de servicios públicos; exige esfuerzos decididos y certeros, como
responsable directo o coadyuvante comprometido, en la salud, educación, empleo, vivienda,
seguridad pública, DEMOCRACIA, JUSTICIA y todo aquello
que signifique PROMOCION Y PROCURACIÓN DE
LIBERTADES PLENAS; PARTICIPACIÓN
CIUDADANA en todo y a todo lo que de, PROPONIENDO Y ASUMIENDO RESPONSABILIDADES
plenas y claras: nada de simulaciones, cero actuaciones circenses y nada de
teatros rurales para tantos y para tontos.
¿POR DÓNDE
EMPEZAR? Primeramente, teniendo bien claro que un ayuntamiento tiene como
RESPONSABILIDAD SUSTANTIVA, asumirse como verdadero PROMOTOR DE DESARROLLO
SOCIAL, donde su obligación más
inmediata y visible es proporcionar con oportunidad y suficiencia los SERVICIOS
PÚBLICOS. No hay que conformarse con menos, pero tampoco
habría que limitarse a exigir y comprometerse, mutuamente,
en solamente eso. VAN ALGUNOS EJERCICIOS.
Es correcto demandar buenos servicios públicos, pero es más importante y trasciende más, si exigimos y logramos que los ayuntamientos cumplan con la Ley
Orgánica Municipal, plenamente. Para empezar, que elaboren, ellos, no
que lo encarguen y compren, para que después, ni le
entienden y mucho menos lo aplican; un PROGRAMA DE DESARROLLO MUNICIPAL, que identifique, cuantifique, ubique y
priorice, capacidades y limitaciones. La realidad social con la qué y para la que se habrá de trabajar como ayuntamiento, todos,
no únicamente el Alcalde.
Si se logra elaborar el Programa de
Desarrollo Municipal, con la participación de todo
el ayuntamiento y los barrios, colonias, fraccionamientos y comunidades, y
posteriormente, todos estos actores se involucran en la EJECUCIÓN, SEGUIMIENTO, EVALUACIÓN Y CONTROL -como lo establece la Ley Orgánica vigente-, de todas las acciones y compromisos,
mutuos, derivados del PLAN; diametralmente diferente será el comportamiento de los ayuntamientos y
la sociedad, bien distintos serán los resultados de gobierno y administración pública, y favorable, socialmente, se
presentará la realidad que habrán de disfrutar y compartir los habitantes de las
municipalidades chiapanecas. Seguramente se presentarán desaciertos o desvíos, pero no existirá la anarquía, el despilfarro económico, el extravío institucional,
las insatisfacciones sociales del nivel actual, el rechazo y reclamo extremo a
las autoridades, la corrupción descarada y el abuso
institucionalizado. Dejará de ser UN BUEN NEGOCIO ser miembro de un
ayuntamiento, serán menos reñidas las campañas políticas; el esfuerzo institucional y ciudadano, ahora sí, podrá
traducirse en BIENESTAR SOCIAL.
EL PROGRAMA DE DESARROLLO MUNICIPAL elaborado y aplicado en los términos descritos es fundamental, pero conlleva otras exigencias a las
que también obliga la LEY ORGÁNICA
MUNICIPAL: con participación ciudadana, cumplimiento a la Ley de Planeación del Estado; a la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos; a la Ley de Obra Pública; a la Ley Estatal de Fiscalización; a la Ley de Adquisiciones, contrataciones, arrendamientos y
servicios; a la Ley de Salud; a la Ley de Educación; a la Ley de
Transparencia, de la que hoy se ríen y mofan las autoridades; y de
manera muy particular y estricta, el TÍTULO VII
de la Ley Orgánica Municipal, referente a LOS CONSEJOS
DE PARTICIPACIÓN Y COLABORACIÓN VECINAL, que hoy únicamente
la aparentan cumplir de manera burda y burlesca. Por aquí tendríamos que empezar
a ver y actuar, para calar hondo y firme. Darle su lugar, no más, a LO INMEDIATO, LO SUPERFICIAL, LO APARENTE, LO NO
ESENCIAL, que hoy bastante distrae y entretiene a los ciudadanos, y enormemente
ayuda a LOS MALOS GOBERNANTES como al presidente de México, Enrique Peña Nieto; al
gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello; y al presidente municipal de San
Cristóbal de las Casas, Francisco José Martínez
Pedrero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario