Piensa, Prensa y Pega.

17 de septiembre de 2014

Reflexiones y Precisiones



Lo inmediato, lo superficial, lo aparente, lo no esencial. Mucho podríamos avanzar diariamente como personas, familia y sociedad, si se nos volviera una costumbre ir más allá de lo inmediato, de lo superficial, de lo aparente, de lo no esencial; todo aquello que hoy nos ocupa, desgasta y hasta enfrenta, innecesariamente. Es demasiado el tiempo que se tira a la basura ocupado en banalidades, perdidos en intrascendencias, dando valor a todo aquello que no lo tiene, desperdiciando el tiempo. Es una cuestión preocupante que todo esto suceda, mientras en la sociedad, de manera permanente, se observan signos de descomposición acelerada en detrimento de ella misma. Hoy en la sociedad mexicana, ya la irresponsabilidad social pareciera que la produce ella misma, y da la impresión de que se viene reproduciendo como una enfermedad para la cual todavía no hay cura, y aun con todo, nadie se ocupa de encontrar las formas de prevenirla, combatirla y desterrarla, eficazmente, de esta sociedad que todos los días emite señales claras de que se está pudriendo, irremediablemente.
Los padecimientos sociales  están a la vista de todos, son conmovedores, y lo peor está por venir: incertidumbres mayores para las y los jóvenes de este país, más desempleo, mayores miserias, más hambre, más abusos oficiales, más violencia, más muertes, más llantos, más de todo aquello que no debemos permitir en pleno siglo XXI, cuando se hablan y presumen grandes  descubrimientos científicos, tecnológicos y artísticos. Empecemos por aprender a ver y actuar sin desperdiciar esfuerzos, tiempos y recursos; yendo más allá de lo inmediato, superficial, aparente y no esencial.

La responsabilidad social. Muchos o todos los sufrimientos de la sociedad mexicana dejarían de existir y multiplicarse, si cada uno de nosotros cumpliera en ocuparse, celosamente, con la parte de responsabilidad que le corresponde. Los gobernantes dedicados a GOBERNAR, construir y practicar BUEN GOBIERNO; y los ciudadanos, cada uno, preparados y cumpliendo con la parte correspondiente al gobernado:  OBEDECER Y MANDAR, responsablemente.
Hoy, en el municipio de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas y en México, cada mujer u hombre, cada gobierno, camina por su lado, piensa sólo para sí mismo, aunque inviertan cuantiosos recursos económicos, alocadamente, en aparentar lo contrario. Al dinero ya lo han convertido en dios y la lucha, constante y a muerte, por el poder político ya se ha vuelto una obsesión enfermiza. Prevalece el individualismo, florece el egoísmo, se olvida o desprecia lo común, todos aquellos elementos sociales que son determinantes para la consecución de una sociedad sana, justa y en permanente desarrollo social, sostenido y suficiente: desarrollo de capacidades, recursos, habilidades y toda clase de satisfactores que conduzcan a promover, provocar y afianzar una realidad con mujeres y hombres satisfechos socialmente, en armonía y paz. Mucho muy lejos estamos de escenarios como este y cada vez más, profundizamos el enraizamiento de dañinos elementos sociales que solamente producen, irracionalmente, explotación del hombre por el hombre, desigualdades, violencia, injusticias y sufrimientos.

Algo para llorar o reír, y luego componer. En el municipio de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México, como seguramente en cualquier parte del país, los ciudadanos ven pasar los días y años, entretenidos con los malestares y sufrimientos que les originan los servicios públicos, pésimos o inexistentes, que les mal proporcionan o niegan sus autoridades. En consecuencia, el ciudadano dedica la mayor parte de su tiempo e interés,  a exigir solución a sus necesidades inmediatas: buen servicio de limpia, alumbrado, agua entubada, drenaje, mercado, rastro, vialidades, banquetas, policía, parques y jardines, como es obligación de la autoridad inmediata, según lo establece la ley, el ayuntamiento. Mayormente, a esto dedican todo su tiempo y todas sus energías los ciudadanos de los municipios, no está mal, pero es absolutamente poco e insuficiente, comparado con la magnitud de las responsabilidades constitucionales, obligación de los ayuntamientos y derecho de los habitantes de las municipalidades.
Al nombrar un ayuntamiento, no se le designa, única y pobremente, para que se encargue de proporcionar los servicios públicos; se le nombra para que se responsabilice del bienestar social, convertirse en promotor y provocador de promisorio desarrollo común, presente y futuro, de los habitantes del municipio.
Procurar bienestar social, va mucho más allá de ser un regular o buen prestador de servicios públicos; exige esfuerzos decididos y certeros, como responsable directo o coadyuvante comprometido, en la salud, educación, empleo, vivienda,  seguridad pública, DEMOCRACIA, JUSTICIA y todo aquello que signifique PROMOCION Y PROCURACIÓN DE LIBERTADES PLENAS; PARTICIPACIÓN CIUDADANA en todo y a todo lo que de, PROPONIENDO Y ASUMIENDO RESPONSABILIDADES plenas y claras: nada de simulaciones, cero actuaciones circenses y nada de teatros rurales para tantos y para tontos.

¿POR DÓNDE EMPEZAR? Primeramente, teniendo bien claro que un ayuntamiento tiene como RESPONSABILIDAD SUSTANTIVA, asumirse como verdadero PROMOTOR DE DESARROLLO SOCIAL, donde su obligación más inmediata y visible es proporcionar con oportunidad y suficiencia los SERVICIOS PÚBLICOS. No hay que conformarse con menos, pero tampoco habría que limitarse a exigir y comprometerse, mutuamente, en solamente eso. VAN ALGUNOS EJERCICIOS.
Es correcto demandar buenos servicios públicos, pero es más importante y trasciende más, si exigimos y logramos que los ayuntamientos cumplan con la Ley Orgánica Municipal, plenamente. Para empezar, que elaboren, ellos, no que lo encarguen y compren, para que después, ni le entienden y mucho menos lo aplican; un PROGRAMA DE DESARROLLO MUNICIPAL, que identifique, cuantifique, ubique y priorice, capacidades y limitaciones. La realidad social con la qué y para la que se habrá de trabajar como ayuntamiento, todos, no únicamente el Alcalde.
Si se logra elaborar el Programa de Desarrollo Municipal, con la participación de todo el ayuntamiento y los barrios, colonias, fraccionamientos y comunidades, y posteriormente, todos estos actores se involucran en la EJECUCIÓN, SEGUIMIENTO, EVALUACIÓN Y CONTROL -como lo establece la Ley Orgánica vigente-, de todas las acciones y compromisos, mutuos, derivados del PLAN; diametralmente diferente será el comportamiento de los ayuntamientos y la sociedad,  bien distintos serán los resultados de gobierno y administración pública, y favorable, socialmente, se presentará la realidad que habrán de disfrutar y compartir los habitantes de las municipalidades chiapanecas. Seguramente se presentarán desaciertos o desvíos, pero no existirá la anarquía, el despilfarro económico, el extravío institucional, las insatisfacciones sociales del nivel actual, el rechazo y reclamo extremo a las autoridades, la corrupción descarada y el abuso institucionalizado. Dejará de ser UN BUEN NEGOCIO ser miembro de un ayuntamiento, serán menos reñidas las campañas políticas; el esfuerzo institucional y ciudadano, ahora sí, podrá traducirse en BIENESTAR SOCIAL.

EL PROGRAMA DE DESARROLLO MUNICIPAL elaborado y aplicado en los términos descritos es fundamental, pero conlleva otras exigencias a las que también obliga la LEY ORGÁNICA MUNICIPAL: con participación ciudadana, cumplimiento a la Ley de Planeación del Estado; a la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos; a la Ley de Obra Pública; a la Ley Estatal de Fiscalización; a la Ley de Adquisiciones, contrataciones, arrendamientos y servicios; a la Ley de Salud; a la Ley de Educación; a la Ley de Transparencia, de la que hoy se ríen y mofan las autoridades; y de manera muy particular y estricta, el TÍTULO VII de la Ley Orgánica Municipal, referente a LOS CONSEJOS DE PARTICIPACIÓN Y COLABORACIÓN VECINAL, que hoy únicamente la aparentan cumplir de manera burda y burlesca. Por aquí tendríamos que empezar a ver y actuar, para calar hondo y firme. Darle su lugar, no más, a LO INMEDIATO, LO SUPERFICIAL, LO APARENTE, LO NO ESENCIAL, que hoy bastante distrae y entretiene a los ciudadanos, y enormemente ayuda a LOS MALOS GOBERNANTES como al presidente de México, Enrique Peña Nieto; al gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello; y al presidente municipal de San Cristóbal de las Casas, Francisco José Martínez Pedrero.

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