Piensa, Prensa y Pega.

24 de septiembre de 2014

Reflexiones y Precisiones



ROBERTO ALBORES GUILLÉN, PABLO SALAZAR MENDIGUCHÍA, JUAN JOSÉ SABINES GUERRERO Y, AHORA, MANUEL VELASCO COELLO, cada uno y a su manera, han contribuido grandemente a la construcción de un estado de Chiapas en el abandono y saqueado en sus recursos económicos y naturales. Dejan tras de sí, a un pueblo en la miseria, visiblemente desigual, en el olvido, improductivo, desesperanzado, dividido y cada vez más condenado a lo peor de las injusticias sociales, donde el esfuerzo por el BIENESTAR SOCIAL verdadero, solamente ha existido en las piezas oratorias de los politiqueros y en los formales “Planes de Gobierno”, nunca en el ejercicio diario de gobierno y jamás en la  administración pública.

Con cualquiera de los ex gobernadores y el actual, ha sido y es una cuestión de todos los días, enterarse de los negocios que planean, de las ganancias políticas y económicas que obtienen, del cuantioso patrimonio que acumulan y de los cálculos maquiavélicos a los que dan forma para tratar de eternizarse en el poder. Ninguno de los ex gobernantes y el actual, ha olvidado ofrecer y fingir; nadie de ellos ni el actual, ha olvidado crear falsas expectativas; ninguno de todos aquellos ni el actual, ha olvidado aprovechar su cargo para enriquecerse inmensamente, ellos, sus amigos y la familia. A ninguno de estos ex gobernantes y el actual, se les encuentran elementos de peso e impacto, para calificarle de responsable, socialmente.

QUIÉN NO RECUERDA a Roberto Albores Guillén, gritando por toda la geografía chiapaneca, que él le daría “UN NUEVO ROSTRO” a la entidad, y luego no supo o no quiso cumplir. Nadie ha olvidado que Albores Guillén ofreció honestidad en el manejo de los recursos del pueblo y que después de concluir, Pablo Salazar Mendiguchía, por hechos de corrupción, llevó a la cárcel a un número considerable de sus colaboradores cercanos y lejanos, quienes posteriormente obtuvieron su libertad debido a negociaciones políticas y no como resultado de justos procesos jurídicos.

NADIE OLVIDARÁ todas las evidencias que daban cuenta diaria, sobre la costumbre arraigada en Albores Guillén por tomar decisiones muy importantes para el pueblo de Chiapas, de madrugada y visiblemente mermado en sus facultades, físicas y mentales, por el abuso del alcohol. Nadie nunca olvidará que a Roberto Albores Guillén, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, le documentó muy puntualmente toda clase de abusos y atropellos en contra de niños, ancianos, mujeres, hombres y poblados completos. Las firmas y sellos herencia del gobierno de Roberto Albores Guillén, fueron: revanchas políticas, persecuciones, desalojos violentos, represiones, torturas, acosos fiscales, encarcelamientos injustos, decisiones anti democráticas; abusos de poder, tráfico de influencias, violencia y criminalización de la lucha social, fueron algunos de los distintivos más importantes en el gobierno de Albores Guillén. Muy pálidas quedan sus obras realizadas, frente a todos sus desmanes y deshonestidades que en su tiempo y posteriormente, se conocieron.

QUIÉN NO RECUERDA al PRIISTA vuelto PERREDISTA, Pablo Salazar Mendiguchía y sus arengas gritadas de “UNO CON TODOS”, su “QUE VENGA EL FUTURO” (que luego le llegó feo en “El amate” y el penal de Huixtla), y sus discursos en público, donde se conducía como poseído por algún espíritu del más allá, sólo para buscar aprovecharse de conciencias y de los recursos públicos del más acá. Pablo Salazar, en público y en privado, dentro y fuera de Chiapas, se condujo como un iluminado gobernante; un gran experto en economía, política,  desarrollo, cultura, costumbres, gobierno y hasta en relaciones internacionales. Su oratoria, con pronunciadas genuflexiones y acento religioso, de Mesías, terminaron embaucando a la mayoría de quienes lo trataban, y si no, para eso estaba el dinero, las amenazas o la cárcel.

Al período de gobierno SALAZARISTA no le hicieron falta los abusos y desmanes que caracterizaron al gobierno ALBORISTA, resultaron exageradamente parecidos: uno tomaba decisiones y daba órdenes, borracho de poder y por el tequila ingerido; el otro decidía y ordenaba, también borracho de poder y borracho por tanto incienso que sus colaboradores le quemaban para manipular su ego, intentando hacer que se sintiera dios, todopoderoso e inmortal. Se debe aceptar que lo lograron, aunque posteriormente pagó, un poco, las consecuencias de sus abusivos actos políticos y administrativos.

PABLO SALAZAR MENDIGUCHÍA se paseaba por todas las regiones de Chiapas, día y noche, ofreciendo esperanza, productividad en el campo y en las ciudades, bienestar, paz, felicidad y justicia social. Casi a todos logró cautivar y adormecer. Ofreció grandes encantos y prosperidad inmensa a agricultores, ganaderos, pescadores, avicultores, silvicultores, porcicultores, empresarios de todas las áreas y tamaños, y a todo aquel con quien se topaba. Supo marear y enamorar a organizaciones sociales del campo y las ciudades; atraía y parecía hipnotizar a activistas de todas los colores políticos; enredó a religiosos de todas las denominaciones; engatusó a académicos  serios y chambistas; supo volverse atractivo y buen cliente de investigadores prestigiados y desprestigiados; enamoró, compró o intimidó a comunicadores de todos los tamaños, a los dignos en apariencia, y a los auto denigrados. Muy pocos, exageradamente, escaparon o se resistieron a la verborrea, sus billetes o a las pistolas de Pablo Salazar Mendiguchía.  Algunos, hasta de la hoy “IZQUIERDA MORENA”, lo siguen adorando, los menos, discretamente (A VOS TE HABLO).

AL CONCLUIR el gobierno de Pablo Salazar, al igual que sucedió con Roberto Albores Guillén, si cuantificamos la magnitud de los recursos económicos recibidos y administrados por ellos; si traemos a cuenta el tamaño de los planes, programas y promesas anunciadas; y si luego evaluamos, recursos aplicados y resultados obtenidos, los frutos caen solos y podridos, desde luego, con notorio muy mal sabor y aroma: visiblemente desastrosos. Todo se reduce a la corrupción galopante, simulaciones burdas, “teatro y circo”, saqueo descarado y algunas muy encarecidas obras, plagadas de irregularidades legales, técnicas y económicas. Solamente quienes crecieron política o económicamente a la sombra de este mal gobierno, siguen viendo grandes logros y entran en defensa de Pablo Salazar, discreta o torpemente.

JUAN JOSÉ SABINES GUERRERO. Increíble la suerte, el aguante de los recursos económicos  y la tolerancia de los chiapanecos; llegaron y se fueron Albores Guillén y Pablo Salazar, dejando miserias y llevándose riquezas, para luego llegar impuesto por Salazar Mendiguchía, su hombre más fiel y dócil, que después le llevó a la cárcel: Juan José Sabines Guerrero. Para lo enorme de las necesidades insatisfechas de los chiapanecos, nada distinto llegó con el gobierno de Sabines. Todo muy parecido, solamente cambiaron los nombres de las personas, su estatura, medidas, color de la piel, costumbres, vicios, problemas de conducta y el grito de batalla “Son hechos, no palabras”. Todo eso fue diferente; la irresponsabilidad social, la corrupción, los abusos de poder, las manipulaciones, el desprecio por las leyes, las represiones y los olvidos hacia los más necesitados, todo lo que identifica y vuelve despreciable a los malos gobiernos, estuvo puntualmente presente y en abundancia con Juan José Sabines Guerrero. Mintió como quiso, sometió a quien se le antojó, pisoteó a quien le dio la gana  y hasta recurrió a empréstitos extraordinarios para incurrir en deshonestidades aún mayores. A Albores Guillén y Pablo Salazar, seguramente no se les ocurrió, si no hubieran hecho lo mismo. Sabines hizo escuela y de aquí en adelante, ya a ningún gobernador se le va a escapar esta perversa maniobra financiera que permite robar más. Desastre económico, desorden social, anarquía administrativa y más pobres, fue la herencia de Sabines Guerrero al sucesor que impuso: su compadre Manuel Velasco Coello. Quien en casi dos años, nada ha hecho para que se castiguen los actos de DELINCUENCIA ORGANIZADA en que incurrió Juan Sabines.

LLEGÓ EL GOBIERNO VERDE. Después de gobernantes priistas y dos periodos de gobernantes amarillos, la mafia política del centro del país decidió que a Chiapas lo regenteara un VERDE. Hizo a un lado a los perredistas chuchos, muy chuchos, y colocó a probar suerte a Manuel Velasco Coello, su mami y sus chamacos.

A diferencia de la formación académica, equipo de trabajo y experiencia administrativa de Roberto Albores Guillén, que al final de cuentas sirvió para nada, socialmente positivo, al pueblo de Chiapas; a diferencia de Pablo Salazar Mendiguchía y su gran habilidad para mentir y robar; a diferencia de la tremenda capacidad de conducción hacia desastres, en todos los órdenes, de Juan Sabines Guerrero; ya Manuel Velasco Coello, ayudado muy esmeradamente por su mamá, Leticia Coello Garrido, durante casi dos años, viene dando muestras de que posee el potencial y la destreza, suficientes, para superar negativamente a todos sus antecesores. Para no fallar, ya tiene con él, entre otros, a Javier Herrera Borunda, Roberto Rubio Montejo, Eduardo Ramírez Aguilar, Fernando Castellanos Cal y Mayor, Rutilio Escandón Cadenas, Eduardo Zenteno, “el amigo Migue” Córdoba, a Guzmán Leyva y a Enoc Hernández Cruz, trepado en “MOVER A CHIAPAS”, para que entre todos ellos y ellas, terminen por JODER A CHIAPAS, como siempre.

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