Piensa, Prensa y Pega.

8 de abril de 2015

Reflexiones y Precisiones



OTRO HECHO CRIMINAL

Otro hecho criminal se dio a conocer el pasado 28 de marzo, cuando se dio a conocer que de entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se encuentra entre los países que menos recursos públicos ejerce en su sistema de salud. Se hizo oficialmente público que el gobierno mexicano destina a su sistema de salud, el 2.86 por ciento de su producto interno bruto (PIB); mientras países como Turquía asignan el 4.81, Israel 4.62, Corea 4.2 y Chile el 3.98. También se dio a conocer que, entre los gobiernos pertenecientes a la OCDE, los que más recursos financieros gastan en la salud de su pueblo están: Dinamarca con el 9.78 por ciento de su producto interno bruto, Francia con el 9.19, Alemania con el 8.92 y los Estados Unidos con el 8.30.
Estas son las cifras oficiales dadas a conocer, estos son los números que bien sirven para, de nueva cuenta, exhibir al gobierno mexicano como terriblemente irresponsable. Esta es la información que muestra al mundo a un gobierno criminal, al que poco le importa ver que su población muere de enfermedades curables. Un gobierno que demuestra su insensibilidad al dolor y sufrimiento humanos, al obligar a los hombres y a las mujeres a mendigar los servicios de salud pública. Un gobierno que incumple con millones de ciudadanos a los que es su obligación constitucional prever y proporcionar servicios de salud, en términos suficientes, dignos y oportunos.
El hecho es más grave aún, si a la información anterior le agregamos la corrupción e impunidad que en México se practica y multiplica como una regla básica dentro de la administración pública. Es decir que, a los miserables recursos económicos destinados al Sistema de Salud Mexicano, habría que restarle, todavía, todo aquello que en el ejercicio de los dineros se quedan los funcionarios del gobierno federal, los gobernadores, los secretarios de salud de los estados, los líderes sindicales, los jefes de las Jurisdicciones sanitarias; aquellos (as) que trafican con medicamentos, material de curación y hasta con las intervenciones quirúrgicas. Los números y la comparación mundial en materia de salud conocidos por la OCDE, son tremendamente preocupantes; pero la cuestión se agrava más y adquiere fisonomía de DESASTRE NACIONAL MEXICANO, cuando a ello le sumamos la CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD como forma y fondo, cotidiano, del desempeño institucional. Indudablemente, el Sistema de Salud Mexicano es de los más inhumanos e injustos del mundo.

MÁS HECHOS CRIMINALES
Amnistía internacional (AI) dio a conocer que, en lo que va del gobierno de Enrique Peña Nieto, ocurren 175 desapariciones diariamente. También se dijo que el pueblo mexicano padece una de las peores crisis de DERECHOS HUMANOS.
Lo anterior ocurrió la última semana del mes de marzo, durante la conmemoración del 30 aniversario de la Liga Mexicana en Defensa de los Derechos Humanos (Limeddh). Ahí, activistas y académicos que participaron en el foro Desaparición forzada y terrorismo de Estado a seis meses de Ayotzinapa", hicieron público estos números que la mayoría de millones de mexicanos no conoció, o no le ha dado la dimensión correcta.
Es terrible, lamentable y de condenar, que hechos como estos se presenten en el país en los términos que se le difunden y que al estado mexicano se le involucre por acción u omisión. Es triste y preocupante conocer que en México se sucedan hechos de la naturaleza, magnitud y color, propios de las dictaduras militares de los años 60 o 70 y que se haga nada por denunciarlo con mayor volumen y puntería; detenerlo, revertirlo. 
Es lamentable que los ciudadanos todavía no reaccionemos como se debiera en una sociedad moderna, es repudiable y de condenar, que los y las representantes populares" de los municipios, los estados y el Congreso de la Unión, permanezcan callados, mudos, complacientes y cómplices frente a crímenes de lesa humanidad.
Ante las cifras duras y la nula reacción de la sociedad y el gobierno, sólo es de esperar: sin duda, que hechos todavía más sangrientos, espeluznantes e inhumanos habrán de suceder; es cuestión de tiempo, ya llegarán. Lamentablemente.
Cuando una sociedad cualquiera inicia un proceso de descomposición y daño a su tejido social con las características de la mexicana, y nadie hace algo enérgico y contundente, ningún buen aroma hay que esperar, los olores cada vez serán más fétidos; y los sufrimientos, más desgarradores.

OTRA DE CRIMINALES
También en la última semana de marzo, el relator especial de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para la tortura, Juan Méndez, dio a conocer, oficial y públicamente, debidamente documentado, que la tortura en México es una práctica generalizada" y hasta hoy, lo único que ha hecho el gobierno mexicano es responder con  señalamientos y descalificativos personales con olor a vísceras. La administración de Enrique Peña Nieto, frente a las graves imputaciones hechas por una instancia  internacional, ninguna prueba de descargo ha presentado ante el pueblo mexicano y mucho menos, ante los organismos internacionales que debiera hacerlo. Al contrario, entre más habla, más se mancha; y entre más se mueve, más se hunde.  
La tortura. En México, nadie ignora que la tortura física o sicológica se presenta y se conoce de ella, por todos lados y en los tres niveles de gobierno. La practican y hasta presumen, las policías municipales, las policías de los Estados, la policía federal y todo aquél y aquella que porta un uniforme, un arma, una patrulla o un vehículo militar. Desde el policía de la esquina, hasta el con estrellas": interrogan, intimidan,  disuaden", presionan, amenazan, ordenan provocar dolores físicos o cumplen instrucciones de no ver, no oír, no auxiliar, dejar hacer o ayudar a desaparecer a alguien".  En México, nadie desconoce que la tortura constituye el método científico" que para la investigación pronta, más utilizan las autoridades, y que ante el ministerio público casi nadie es presentado sin su respectiva sesión de tortura; aplicada a tiempo, en su dosis apropiada, en el lugar correcto" y con el mayor de los cuidados". Lo declarado, oficialmente, sobre México por el relator especial de la ONU para la tortura, Juan Méndez, es una realidad que los mexicanos bien conocen y miles o millones la han padecido.

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