Piensa, Prensa y Pega.

2 de marzo de 2011

Reflexiones y Precisiones

Por actitudes de forma, por alguna frase enganchadora en la campaña, por alguien muy rústico en su Ayuntamiento, por algún artista de moda en la feria de la primavera, o porque iniciaron su gestión con una esposa y terminaron con otra; por ese tipo de diferencias y sólo a partir de eso, se puede establecer algo desigual entre un Ayuntamiento y otro, entre los diversos pero iguales, presidentes municipales constitucionales, en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, en los últimos 18 años.

Se llame Jorge Mario, Rolando, Mariano, Enoc o Sergio Lobato, en las cuestiones de fondo referentes a “Gobierno y Administración Municipal”, resultan similares. Todos haciendo “Gobierno” montados en acciones populistas, de corta visión social y con áspero tacto político. Todos ellos disponiendo de los recursos públicos con absoluta discrecionalidad; todos ellos alejados de la mínima planeación democrática; ninguno de ellos evitando el nepotismo; y todos ejerciendo el cargo, buscando con desesperación enfermiza su “representación popular” siguiente, el de diputado local. No pocos lo han logrado.

De los últimos 6 presidentes municipales, con mayoría señalados como “auténticos coletos” –Mariano Díaz Ochoa en 2 ocasiones-, 4 alcanzaron su diputación local y solamente Rolando Villafuerte Aguilar lo han tenido arrumbado y siempre utilizado por todos, cuando menos en los recientes 12 años. Jorge Mario Lescieur y Sergio Lobato, llegaron hasta la diputación federal y no desaprovechan ocasión para abonar por la “Senaduría” y sueñan despiertos, por qué no, con algún día ser gobernador de Chiapas.

Nadie de los que ha llegado a la diputación local o federal ha sido por sus grandes logros sociales, por su buen desempeño en el respectivo ejercicio de gobierno, por su excelente administración pública o por su destacada práctica legislativa, no, todos han sido promovidos como resultado de necesidades y acuerdos políticos coyunturales; por alianzas con orígenes inconfesables –mayormente-; como pago a traiciones o sumisiones; como retribución a complicidades promiscuas de todo tipo; como limosnas por los servicios oscuros incondicionales -que cada uno de ellos ha estado dispuesto a proporcionar y soportar-, sacrificando toda dignidad, si es que algún día la tuvieron.

Puede afirmarse con certeza que, las “preocupaciones” y “acciones profundas” de los ayuntamientos en los recientes 18 años, han sido las mismas, con idénticos tratamientos y parecidos alcances. Ninguno ha obtenido soluciones de fondo, todos, apenas han encontrado salidas muy temporales y a veces, bastante torpes. ¿Qué ha ocupado a los gobiernos municipales coletos en los últimos 18 años; en qué se han entretenido, agotando sus energías y consumiendo su “creatividad”?: únicamente atendiendo insuficientemente los servicios públicos municipales, con “logros” parecidos, que al final de cuentas vienen a resultar una ocupación muy exigua, si consideramos las responsabilidades que las leyes mexicanas les establecen a los ayuntamientos de este país.

Los ayuntamientos coletos, en 18 años, principal y únicamente, se han distraído con los problemas derivados de los servicios de agua entubada, alumbrado público, limpia, mercados, rastro, policía, vialidad, entre otros; además de atender primeramente a los empresarios. Dificultades con ambulantes, baches en las calles, abusos de la policía e ineptitudes y malos manejos en el SAPAM. Todos juntos, o uno tras de otro, y de manera hasta cíclica, han sido el pan y la sal de cada día para los ciudadanos del municipio de San Cristóbal de Las Casas y el “dolor de cabeza” para los “gobiernos” municipales en turno, que no pocas ocasiones han salido muy raspados o fracasados en definitiva.

Los ayuntamientos de los últimos 18 años en San Cristóbal, ninguno ha escapado a señalamientos públicos y precisos, sobre hechos de corrupción e impunidades, unos más que otros en la contratación y ejecución de la obra pública; en las adquisiciones, arrendamientos y pagos; en el “embarazo” de nómina, incluyendo a los aviadores; en los abiertos hechos de nepotismo; en el negocio de los fraccionamientos y su tramitología; en las acciones ilícitas que se hacen y pueden promover desde la policía y vialidad municipal; y en la década inmediata, en las muy graves referencias a la alta probabilidad de ligas estrechas desde la policía municipal, con la delincuencia organizada de alcance regional, estatal, nacional e internacional.

Con todo, guardando las proporciones y pequeñas diferencias de forma, se puede asegurar que los gobiernos municipales coletos de los últimos 18 años, cuando mucho se han ocupado muy pobremente, o nada, de lo sustantivo de su responsabilidad social, establecida constitucionalmente; para nada han ido más allá de lo inmediato –por ciegos, corruptos, insensibles o ineptos-, no han entendido y menos se han preocupado por desarrollar condiciones que los conviertan en los verdaderos y puntuales promotores de desarrollo y bienestar social justo a que están obligados.

La cuestión en el municipio de San Cristóbal de Las Casas, es preocupante en exceso, más ahora cuando en el Ayuntamiento actual, el de Ceci y sus muchachas, en 63 días han demostrado ser bastante distintos a los otros: más pobre en perfiles; más escaso en experiencias; nada humildes; de mayores necesidades económicas personales; con pronunciadas fragilidades emocionales; y con serios problemas conductuales, que con frecuencia les lleva a magnificar, frente a lo escaso; simular ante lo evidente; negar frente a lo obvio y olvidar, de cara a lo imborrable.

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