A pocos días de celebrarse la semana santa, se antoja más la reflexión sana, la que obliga a detenerse, a revisar hechos, a analizar circunstancias, a buscar los olores, a encontrarle sabor a todo, a aprender y transmitirlo con claridad y satisfacción, sin escatimar en ironías e ingenio, capaces de mover al razonamiento obligado y a la conclusión socialmente útil.
En esta dirección e indagando, encontramos que dentro de los acontecimientos mundiales más importantes, que han causado verdaderos terremotos en las relaciones políticas de los países más poderosos del mundo para con los Estados Unidos de Norteamérica, se encuentran los cables diplomáticos “confidenciales” y “secretos” dados a conocer por Wikileaks. También en un país no poderoso, en el caso de México, Wikileaks ya produjo sismos intensos, se esperan tsunamis y temporada de peligrosos huracanes, políticamente hablando, más ahora que se avecina la coyuntura del proceso electoral federal, en el que se definirá al próximo candidato y presidente de la república mexicana.
La información confidencial y secreta divulgada por Wikileaks sobre monitoreos, investigaciones, valoraciones y opiniones, con elementos fundados, de Carlos Pascual, entonces embajador norteamericano en México, torpedearon abiertamente y sin misericordia, al gobierno y administración del presidente mexicano, Felipe Calderón. El hoy embajador en retiro describió al gobierno de Calderón Hinojosa como débil, torpe, falto de estrategias, incongruente, gravemente penetrado por la delincuencia organizada, con preocupantes signos de corrupción y fallido, entre otros calificativos, como ya públicamente se lo han dicho antes y es del conocimiento nacional e internacional. Nada nuevo o falso.
Como consecuencia de los estruendos políticos causados por Wikileaks, hoy está renunciando el embajador Carlos Pascual y, seguramente, pronto “dejará” el cargo algún funcionario federal importante, del primer círculo de Calderón, y cuando lo necesite el gobierno Yanqui, ya verá la forma de que continúen las filtraciones y el daño hacia el presidente mexicano y su “equipo de trabajo”. Así, hasta que Calderón concluya su sexenio, del que le falta poco, y los americanos puedan “negociar” más favorablemente sus inversiones e intereses con el próximo presidente mexicano. Por las acciones recientes, Felipe Calderón ya no les interesa, no lo ven ni lo oyen más que en apariencia.
Un “gran escándalo” armó el gobierno mexicano a partir de los contenidos difundidos por Wikileaks, pero, la verdad, no fue por todo lo que expresó el embajador, vía cables diplomáticos, pues el gobierno mexicano no ignora que así opinan de él, ellos, y muchos mexicanos, en público y privado. El verdadero problema surgió porque los calificativos y comentarios recientes se asentaron en documentos diplomáticos, dejándose para siempre, testimonio escrito de las opiniones y conclusiones americanas sobre el gobierno mexicano panista. Con seguridad, existen informaciones más delicadas, mucho más por filtrar y divulgar en manos del gobierno de Barack Obama.
En síntesis, puede decirse que el gran problema –no superado con la renuncia de Carlos Pascual- surgido a partir de las filtraciones de datos en poder de Wikileaks, que tensaron más las relaciones entre los gobiernos americano y mexicano, no fue por lo que dijeron, sino porque lo escribieron.
Intentando razonar, para aprender algo de esta lección internacional, del forcejeo entre los gobiernos mexicano y americano, se pueden plantear algunos ejercicios analítico-reflexivos, elementales y domésticos, hacia el escenario interior del país en las relaciones del presidente Felipe Calderón con los gobernadores, éstos con los presidentes municipales y estos últimos con los síndicos y regidores de los ayuntamientos. De lo que dictaminan, pero que no lo anotan; de los calificativos que no escriben; y de lo que enjuician y concluyen en privado, pero que con esmero ocultan en público. ¿Cuánta diferencia existe entre las expresiones oficiales íntimas y las manifestaciones abiertas de aparentes reconocimientos espontáneos?.
¿Qué opina en privado –pero no lo escribe y menos lo hace público-, el Lic. Felipe Calderón Hinojosa, presidente de México, del Lic. Juan José Sabines Guerrero, Gobernador de Chiapas, sobre su ocurrente forma de gobernar y sus desenfrenos; sobre sus capacidades, limitaciones, ambiciones futuras, lealtades y posibilidades reales de éxito?, ¿qué calificación y credibilidad le otorga en privado a los proyectos “ciudades rurales”, “el biodiesel”, “Amanecer”, “Codecom”, “Codecoa”, a los “logros” en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, “la torre Chiapas”, “el Cristo de Copoya” y todas las demás acciones caramente publicitadas desde Chiapas hacia todo el país y el mundo, utilizando a la ONU de Magdy Martínez Solimán?.
Ahora, cómo y en qué términos califica –pero no lo escribe ni lo hace público- el gobernador Juan Sabines al Ayuntamiento de San Cristóbal de las Casas, Chiapas; ¿qué aptitudes le encuentra?, ¿para qué le gusta?, ¿qué opinión le merece?, ¿cuánto le confía?, ¿qué tanto lo usará a su antojo?, ¿los considera autoridad o empleados de él?, ¿está dispuesto a caminar con ellos o sólo ordenarles?, ¿cuál y cuánto será el precio para facilitarles recursos?. Y al declarar fracasado, formalmente, el proyecto “tiendas en los espacios deportivos”, ¿quién pagará los platos rotos y a qué costo?.
Intentando conocer, reflexionar y aprender –de lo confiado en privado y ocultado en público-, y echando mano de lo más cercano, ¿qué opinará en la intimidad –pero no lo escribe y menos lo publica-, la profesora y Presidenta Cecilia Flores Pérez, de sus regidores y síndico?, ¿con qué los mide?, ¿qué planes tiene para con el síndico Carlos Morales?, ¿hasta dónde les dará de comer o sólo a oler, a sus regidores?, ¿con el síndico piensa compartir, madrugar o llevársela combinado? .
Hacia el PAN, ¿la presidenta ha dispuesto sumar, dividir, multiplicar o utilizar?, ¿quién l@ considera su tont@ más útil?, ¿quién l@ trata como su inteligente menos inútil? ¿Cómo quedarían clasificadas, Irma Fca. Pérez Luna, la güera Alvarado, Patricia Vargas, Ovando Ríesola, Claudia Menoslava y Javier Trejo Gómez?, a quien por su verdadera ocupación, trasciende que sus compañeros ya le llaman “clavillazo”. Y Carlitos Morales Vásquez, ¿cómo se estará brincando, comiendo y dándole la vuelta a la “profe” Ceci?, ¿qué opinará de ella en privado? .
En esta dirección e indagando, encontramos que dentro de los acontecimientos mundiales más importantes, que han causado verdaderos terremotos en las relaciones políticas de los países más poderosos del mundo para con los Estados Unidos de Norteamérica, se encuentran los cables diplomáticos “confidenciales” y “secretos” dados a conocer por Wikileaks. También en un país no poderoso, en el caso de México, Wikileaks ya produjo sismos intensos, se esperan tsunamis y temporada de peligrosos huracanes, políticamente hablando, más ahora que se avecina la coyuntura del proceso electoral federal, en el que se definirá al próximo candidato y presidente de la república mexicana.
La información confidencial y secreta divulgada por Wikileaks sobre monitoreos, investigaciones, valoraciones y opiniones, con elementos fundados, de Carlos Pascual, entonces embajador norteamericano en México, torpedearon abiertamente y sin misericordia, al gobierno y administración del presidente mexicano, Felipe Calderón. El hoy embajador en retiro describió al gobierno de Calderón Hinojosa como débil, torpe, falto de estrategias, incongruente, gravemente penetrado por la delincuencia organizada, con preocupantes signos de corrupción y fallido, entre otros calificativos, como ya públicamente se lo han dicho antes y es del conocimiento nacional e internacional. Nada nuevo o falso.
Como consecuencia de los estruendos políticos causados por Wikileaks, hoy está renunciando el embajador Carlos Pascual y, seguramente, pronto “dejará” el cargo algún funcionario federal importante, del primer círculo de Calderón, y cuando lo necesite el gobierno Yanqui, ya verá la forma de que continúen las filtraciones y el daño hacia el presidente mexicano y su “equipo de trabajo”. Así, hasta que Calderón concluya su sexenio, del que le falta poco, y los americanos puedan “negociar” más favorablemente sus inversiones e intereses con el próximo presidente mexicano. Por las acciones recientes, Felipe Calderón ya no les interesa, no lo ven ni lo oyen más que en apariencia.
Un “gran escándalo” armó el gobierno mexicano a partir de los contenidos difundidos por Wikileaks, pero, la verdad, no fue por todo lo que expresó el embajador, vía cables diplomáticos, pues el gobierno mexicano no ignora que así opinan de él, ellos, y muchos mexicanos, en público y privado. El verdadero problema surgió porque los calificativos y comentarios recientes se asentaron en documentos diplomáticos, dejándose para siempre, testimonio escrito de las opiniones y conclusiones americanas sobre el gobierno mexicano panista. Con seguridad, existen informaciones más delicadas, mucho más por filtrar y divulgar en manos del gobierno de Barack Obama.
En síntesis, puede decirse que el gran problema –no superado con la renuncia de Carlos Pascual- surgido a partir de las filtraciones de datos en poder de Wikileaks, que tensaron más las relaciones entre los gobiernos americano y mexicano, no fue por lo que dijeron, sino porque lo escribieron.
Intentando razonar, para aprender algo de esta lección internacional, del forcejeo entre los gobiernos mexicano y americano, se pueden plantear algunos ejercicios analítico-reflexivos, elementales y domésticos, hacia el escenario interior del país en las relaciones del presidente Felipe Calderón con los gobernadores, éstos con los presidentes municipales y estos últimos con los síndicos y regidores de los ayuntamientos. De lo que dictaminan, pero que no lo anotan; de los calificativos que no escriben; y de lo que enjuician y concluyen en privado, pero que con esmero ocultan en público. ¿Cuánta diferencia existe entre las expresiones oficiales íntimas y las manifestaciones abiertas de aparentes reconocimientos espontáneos?.
¿Qué opina en privado –pero no lo escribe y menos lo hace público-, el Lic. Felipe Calderón Hinojosa, presidente de México, del Lic. Juan José Sabines Guerrero, Gobernador de Chiapas, sobre su ocurrente forma de gobernar y sus desenfrenos; sobre sus capacidades, limitaciones, ambiciones futuras, lealtades y posibilidades reales de éxito?, ¿qué calificación y credibilidad le otorga en privado a los proyectos “ciudades rurales”, “el biodiesel”, “Amanecer”, “Codecom”, “Codecoa”, a los “logros” en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, “la torre Chiapas”, “el Cristo de Copoya” y todas las demás acciones caramente publicitadas desde Chiapas hacia todo el país y el mundo, utilizando a la ONU de Magdy Martínez Solimán?.
Ahora, cómo y en qué términos califica –pero no lo escribe ni lo hace público- el gobernador Juan Sabines al Ayuntamiento de San Cristóbal de las Casas, Chiapas; ¿qué aptitudes le encuentra?, ¿para qué le gusta?, ¿qué opinión le merece?, ¿cuánto le confía?, ¿qué tanto lo usará a su antojo?, ¿los considera autoridad o empleados de él?, ¿está dispuesto a caminar con ellos o sólo ordenarles?, ¿cuál y cuánto será el precio para facilitarles recursos?. Y al declarar fracasado, formalmente, el proyecto “tiendas en los espacios deportivos”, ¿quién pagará los platos rotos y a qué costo?.
Intentando conocer, reflexionar y aprender –de lo confiado en privado y ocultado en público-, y echando mano de lo más cercano, ¿qué opinará en la intimidad –pero no lo escribe y menos lo publica-, la profesora y Presidenta Cecilia Flores Pérez, de sus regidores y síndico?, ¿con qué los mide?, ¿qué planes tiene para con el síndico Carlos Morales?, ¿hasta dónde les dará de comer o sólo a oler, a sus regidores?, ¿con el síndico piensa compartir, madrugar o llevársela combinado? .
Hacia el PAN, ¿la presidenta ha dispuesto sumar, dividir, multiplicar o utilizar?, ¿quién l@ considera su tont@ más útil?, ¿quién l@ trata como su inteligente menos inútil? ¿Cómo quedarían clasificadas, Irma Fca. Pérez Luna, la güera Alvarado, Patricia Vargas, Ovando Ríesola, Claudia Menoslava y Javier Trejo Gómez?, a quien por su verdadera ocupación, trasciende que sus compañeros ya le llaman “clavillazo”. Y Carlitos Morales Vásquez, ¿cómo se estará brincando, comiendo y dándole la vuelta a la “profe” Ceci?, ¿qué opinará de ella en privado? .
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