Piensa, Prensa y Pega.

1 de junio de 2011

Reflexiones y Precisiones

La semana anterior se dio a conocer un estudio realizado por el investigador de la UNAM, Khemvirg Puente, denominado “La Transparencia Legislativa Local en México” y en él se concluye que la mayoría de los 32 congresos estatales son opacos y con un muy pobre desempeño. Se determina que, negativamente, sobresalen: Chiapas, Tlaxcala, Baja California Sur y Querétaro.

En el estudio en cuestión, se fundamenta sólidamente, con un total de 106 indicadores medidos en las 32 Legislaturas, que 15 de los 32 congresos locales, se esmeran por permanecer en la opacidad. El estudio precisa que “legislan” 7 meses al año –cuando bien les va-, sin obligación para determinar las iniciativas propuestas; la transparencia en sus funciones administrativas casi no existe; no dan a conocer los asuntos en trámite; se desconoce casi todo sobre su conformación y funcionamiento; en ocasiones, esconden leyes que aprueban; y en ningún congreso local existen sanciones a los diputados que no cumplen con sus obligaciones, por las cuales obtienen jugosos salarios, comisiones, compensaciones y muchas otras prestaciones.

El estudio precisa que hay estados donde ni siquiera se da a conocer el directorio de los funcionarios, el perfil de los puestos, el salario mensual de los “servidores”, la información sobre viáticos, representación y alimentación, los bienes propiedad del Congreso, los integrantes del comité de transparencia, los contratos y auditorías, los dictámenes de la cuenta pública, entre otros hechos y actividades bajo la responsabilidad de las legislaturas estatales.

En este trabajo de investigación que da cuenta de la pobreza del desempeño de la mayoría de los congresos locales del país, destacan por su más baja calificación en materia de transparencia administrativa: Chiapas, Guanajuato, Tlaxcala y Tamaulipas.

Los resultados a los que llegó el estudio “La Transparencia Legislativa Local en México”, realizado por el politólogo e investigador de la UNAM, Khemvirg Puente, en el caso concreto de Chiapas, podría enriquecerse con muchas otras particularidades con las que quedaría suficientemente dibujado, coloreado y aclarado: ¿por qué los pésimos resultados de los congresos chiapanecos, desde hace décadas?, en los que siempre han subsistido prácticas vergonzosas de entrega, sumisión y servilismo, indignos, propias de “legisladores” con una muy escasa formación académica, de trayectorias oscuras, con principios retorcidos, con visiones poco más que miopes y que en su mayoría, llegan al puesto muy raspados de las rodillas y tremendamente adoloridos de la cintura, porque arriban al cargo como resultado de tanto arrastrarse, y no como consecuencia de sus conocimientos y experiencias. Alcanzan la “representación” por hincarse ante todos y agacharse ante la mínima insinuación.

En los últimos tiempos en Chiapas, ¿qué encontramos en la trayectoria y perfiles de los miembros de la Legislatura local? Ex presidentes municipales, con un enorme amor por lo ajeno y todo lo mal habido; amas de casa, amigas del poderoso, habilitadas como políticas; rancheros de mocasines, investidos de legisladores; prósperos empresarios sexenales, simulando conocer de leyes; sujetos disfrazados de indígenas –sin el tercio de leña al hombro- cuando están ante el gobernador y comportándose como bien ladinos cuando “atienden” a su comunidad; “líderes campesinos” que, confunden la milpa con la caña de azúcar; “campesinos” que sólo saben sembrar conflictos; niños “bien” que, cuando hablan o escuchan sobre la realidad y perspectivas del campo, se imaginan un campo de golf y no el abandono rural en Chiapas; “promotores” rurales que confunden la calabaza con la sandía; “líderes sociales” de panza y papada por la buena vida que les ha ofrecido su oficio de gestión, simulación y manipulación; y burócratas “de carrera”, destacados para cobrar, comer, balbucear, cuadrar, encubrir y cabecear.

Si a las conclusiones que llegó el estudio “La Transparencia Legislativa Local en México”, le agregamos los “muy completos” perfiles y demás detalles de quienes conforman el Congreso del Estado de Chiapas, su desempeño y resultados siempre serán desastrosos, fraudulentos y decepcionantes; sus actitudes anidarán en lo indigno; sus ambiciones, se mantendrán por debajo de lo insano; su conducta jamás podrá estar por arriba de lo miserable; y de los “legisladores” chiapanecos sólo hay que esperar: tráfico de influencias, fracasos con cargo al pueblo, traiciones a la sociedad, simulaciones casi de laboratorio y tropiezos que se reflejarán en cada vez peores condiciones de bienestar, inestabilidad social, miserias, abusos y abandonos.

Indudablemente, la configuración que desde siempre le han previsto cuidadosamente a los congresos locales en la entidad chiapaneca, explican del todo, por qué no se da una verdadera división de poderes; por qué no se observa el sano equilibrio que debe existir y protegerse; por qué no se da el freno recíproco que se debe presentar; por qué nunca se escucha un alto a los abusos cuando se deben expresar; y por qué siempre el gobernador en turno termina por sentirse, presentarse y asumirse, casi como un ente divino, en ocasiones como Dios y cuando pierde el control, como diablo.

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