Con motivo del encarcelamiento de Pablo Salazar, se cuenta que se reunió el “Gabinete de Seguridad” para definir las acciones más urgentes. La principal resultó ser identificar y echar del gobierno, de inmediato, a los ex colaboradores cercanos y de todas las confianzas del ex gobernador.
Se les localizó en el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y más tarde se llamó al Secretario de Seguridad para que procediera a desarrollar la estrategia Sacudida y Limpia. Antes de asestar el principal y último golpe, el Secretario de Seguridad pidió una reunión extra urgente para “consulta y ratificación de orden”. Le contestaron: ¡cúmplase lo acordado, ¡rápido y furioso!.
Al día siguiente, muy de madrugada, fue despertado el Secretario de Gobierno por el Comandante de la Zona Militar y el Comisario de la PF para informarle que tenían detenido e incomunicado al Secretario de Seguridad de Chiapas, a quien habían sorprendido de manera muy sospechosa, con un grupo de élite, armas de asalto y blindados, en clara operación fulminante, mientras mantenía acordonada la “Casa de Gobierno”.
Superado el susto y en presencia de todos, el Secretario de Seguridad reclamó muy molesto: me ordenaron que a quienes tuvieron mayor cercanía y confianza con Pablo Salazar, había que echarlos del gobierno y ahora me detienen. Abortaron la operación y el Ejecutivo Estatal nunca se enteró que estuvo en grave riesgo.
Se les localizó en el Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y más tarde se llamó al Secretario de Seguridad para que procediera a desarrollar la estrategia Sacudida y Limpia. Antes de asestar el principal y último golpe, el Secretario de Seguridad pidió una reunión extra urgente para “consulta y ratificación de orden”. Le contestaron: ¡cúmplase lo acordado, ¡rápido y furioso!.
Al día siguiente, muy de madrugada, fue despertado el Secretario de Gobierno por el Comandante de la Zona Militar y el Comisario de la PF para informarle que tenían detenido e incomunicado al Secretario de Seguridad de Chiapas, a quien habían sorprendido de manera muy sospechosa, con un grupo de élite, armas de asalto y blindados, en clara operación fulminante, mientras mantenía acordonada la “Casa de Gobierno”.
Superado el susto y en presencia de todos, el Secretario de Seguridad reclamó muy molesto: me ordenaron que a quienes tuvieron mayor cercanía y confianza con Pablo Salazar, había que echarlos del gobierno y ahora me detienen. Abortaron la operación y el Ejecutivo Estatal nunca se enteró que estuvo en grave riesgo.
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