Piensa, Prensa y Pega.

15 de junio de 2011

Reflexiones y Precisiones

Indudablemente que sobre la aprehensión y encarcelamiento del ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía, existen cuestiones por reflexionar y aspectos qué precisar, todavía no abordados, por incapacidad, cortesía o conveniencia, que la sociedad debe conocer para tener lo más completo posible el asunto del ex gobernante en desgracia, quien llegó a sentirse dios y hoy lo tienen en el infierno; aquél que se atrevió a criar cuervos y ahora le sacan los ojos; el que alimentó a muchos y hoy le muerden la mano, como igual le sucederá al gobernante en funciones cuando tenga que dejar el puesto y se le acabe el poder.

Se presenta también una excelente oportunidad para intentar “predecir” lo que falta por venir, y los alcances que puede llegar a tener el encarcelamiento de un ex ejecutivo estatal que abusó del poder para enriquecerse, que atropelló derechos de terceros, que no cumplió su función social y que utilizó los recursos públicos para buscar embellecer su administración y proyectarse como un gobierno responsable, de “La Esperanza”, y “Uno con todos”. Hechos nada diferentes a los que han venido sucediendo hasta el día de hoy, en los últimos cuando menos 34 años, en los que concluida su administración no se conoce de un gobernante que haya terminado empobrecido, con la cara limpia y sin sangre en las manos.

Los sobrados elementos constitutivos de delitos para encarcelar a Pablo Salazar se originaron en Chiapas, pero, la decisión final de recluirlo en un penal, seguro, se tomó en la ciudad de México, donde se valoraron los motivos, la sacudida, la coyuntura y sus consecuencias, al igual que el nivel y número que alcanzarán los encarcelamientos, y los términos y tiempos en que alinearán a “los cuadros” del Pabliato, para someterlos al total servicio de los gobiernos actuales y que les sirvan para obtener resultados favorables a ellos, en el proceso que ya se desarrolla –en su fase no convencional-, para elegir al próximo presidente de México, gobernador de la entidad y los 118 ayuntamientos chiapanecos.

Existen elementos objetivos y subjetivos que permiten afirmar que Pablo Salazar Mendiguchía está en la cárcel porque hasta hoy lo juzgó conveniente Don Felipe Calderón –si no se hubiera dado desde antes- y no saldrá de ahí, mínimo, mientras esté como gobernador Juan Sabines Guerrero. Entre otras cosas, les está sirviendo para enviar mensajes disuasivos a los adversarios de los gobiernos, federal y del estado; les es útil para buscar atraer simpatías ciudadanas, intentando vender la falsa idea de que en Chiapas la “justicia” existe y que se imparte por igual, y puede ayudarles mucho en resolver la necesidad urgente que tienen de preparar los terrenos políticos, cocinar escenarios probables y forzar –si es necesario- los resultados que requieren para continuar en el poder público.

En Chiapas, la detención y posterior reclusión de Pablo Salazar, ya alteró todo lo que se venía prefigurando políticamente. Antes que Don Juan Sabines, se puede decir que fue el presidente Calderón Hinojosa, quien ya mermó sensiblemente a un grupo político importante -de los recientes tal vez el más-, y de hoy en adelante, cuidando algunos arreglos elementales, ya puede hacer en Chiapas lo que más convenga a sus intereses, en lo inmediato y a futuro. Capaz y se le ocurre sondear la seria posibilidad de “consensar” un gobernador panista. Don Juan no está en condiciones de impedir, sino de colaborar.

Sin la intención de menospreciar nada ni a nadie, debe decirse claro y fuerte, el encarcelamiento de Pablo Salazar, para empezar, no es un asunto exclusivo de impartición de justicia, “pronta y expedita”, no, antes es una cuestión de ajuste al monto total de las facturas políticas por cobrar, un acoplamiento político en seco, jaloneos abiertos con bruscos acomodos de grupos de poder en su lucha por continuar ejerciendo y disfrutando de todo lo que les posibilita ser y hacer “gobierno” en Chiapas.

Si el gobierno del Lic. Juan Sabines Guerrero se hubiera decidido desde un principio por hacer justicia, sobre todos aquellos abusos cometidos en el pasado –sin limitarse a Pablo Salazar-, esos que se ilustran con enriquecimientos “inexplicables”, persecuciones brutales, encarcelamientos injustos, desapariciones forzadas, secuestros oficiales, acosos institucionales, torturas bien documentadas; atropellos a campesinos, líderes sociales, profesores y estudiantes, entre muchos otros agravios, resultado de excesos de los gobernantes en el ejercicio del poder. Si Don Juan se hubiera decidido por responder pronto y a fondo todas las demandas de justicia acumuladas, las principales cabezas de los gobiernos de los últimos 34 años, desde hace mucho estarían en la cárcel, “Satanás” no andaría promoviendo a su hijo para la gubernatura, y Pablo, como en “Casa de Gobierno”, en la cárcel estaría departiendo entre sus iguales.

Entonces, lo de Pablo Salazar Mendiguchía no lo mueve la “procuración de justicia”. Para sostener esta afirmación basta con algunas interrogantes: ¿por qué iniciaron encarcelando a Pablo Salazar, sólo atribuyéndole un peculado de 104 millones de pesos y no por probable enriquecimiento inexplicable, que bien podría alcanzar muchos millones de dólares?; ¿por qué someterlo a la justicia, sólo por miserables 104 millones de pesos, que los podría devolver de inmediato, y no por su posible culpabilidad en hechos de tortura, persecuciones, desapariciones, encarcelamientos injustos, asesinatos, omisiones y comisiones de probables delitos que pueden llevarlo a nunca salir de la cárcel? Claro, se trata solamente de someterlo con “holgura”, sacarlo por un tiempo de las jugadas de la politiquería y enseñarle a él y a los potenciales políticos desenfrenados que, como siempre, deben respetar las leyes no escritas con validez entre ellos. Pablo saldrá de la cárcel hasta el próximo sexenio; vejado y humillado se le verá buscar a sus viejos amigos, porque los ricos que formó durante su gobierno, no querrán estar cerca de él.

Aún con toda la carga política –antes que de justicia- que precedió y tiene el encarcelamiento de Salazar Mendiguchía, debe reconocerse, sienta un importante precedente en Chiapas, que ¡un ex gobernador puede ir a la cárcel!, y esto debiera preocuparle mucho a Don Juan Sabines Guerrero que en 17 meses más terminará su mandato y que verá acabado el poder que hoy le permitió librarse de Pablo y congraciarse, al mismo tiempo, con el presidente Felipe Calderón Hinojosa, ayudándole a preparar “la plaza Chiapas”, ese asunto de “seguridad nacional” que tanto apetito le despierta al Partido Acción Nacional, en el centro de la república.

Léase bien y anótese desde ahora. Quien sustituya al gobernador Sabines –del partido político que sea-, buscará y encontrará motivos para, con toda oportunidad y contundencia, golpear sin misericordia a él y sus colaboradores, tratará de superarlo y tomará como referente más fresco, el antecedente inmediato de que Sabines, animado o empujado por Felipe Calderón, encarceló a Pablo. Después de 17 meses, en cualquier momento nos enterarán de que quienes hoy se sienten dioses –como Pablo Salazar y sus colaboradores en su momento-, recibirán trato de demonios, pero, suceda lo que suceda, como siempre, en nada contribuirá a resolver la amplia, añeja y compleja problemática socioeconómica chiapaneca y menos, a combatir injusticias, sufrimientos, olvidos, atropellos, desprecios, corrupciones e impunidades. Todo eso que el movimiento encabezado por el escritor Javier Sicilia, los Insurgentes Zapatistas y millones de mexicanos en la miseria, les hace decir con propiedad: ¡estamos hasta la madre!

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