Aquel quien confió cómo será la
próxima jugada política electoral en el municipio de San Cristóbal de Las
Casas, Chiapas, no es una
persona cualquiera, es un político en aparente
retiro, sumamente sigiloso, activo, informado, tenebroso, siempre al pendiente de los negocios a la
sombra del poder y con las relaciones para incidir –en sentido positivo o
negativo – en los ánimos de la señora Leticia
Coello de Velasco, mamá del Gobernador de Chiapas, y a través de ella, en
las decisiones de Manuel Velasco Coello, titular del Ejecutivo Estatal. Quien
ya destapó, muy prematuramente y con los riesgos que implica, a Francisco José Martínez Pedrero como el
próximo y muy seguro candidato a diputado federal; a Roberto A. Morales Ortega como, ya amarrado, futuro candidato a
diputado local; y a Socorro Sarmiento
Ochoa como la próxima alcaldesa sustituta, por algunos meses; no es Don cualquiera, es alguien ubicado tras
bambalinas para hacer política de intrigas y negocios, colocado discretamente en todo, y que sabe bien
de los amarres -tal vez ya hechos-, la ruta trazada y los costos para las
partes. “El lobo” omitió adelantar, y se entiende por qué, que el siguiente
candidato a la presidencia municipal coleta, si no sucede otra cosa, será Carlos Zepeda Trujillo y después “Chuchín”, junior.
Reflexionando lo que se escucha en una grabación de
más de dos horas, donde se habla de los principales actores políticos del
municipio y de Chiapas, de cuestiones obvias, de intimidades y de ficción
política; debería preocuparles muy seriamente a Los destapados, ¿por qué?, porque los exponen tempranamente y de
manera innecesaria; porque los vuelven más vulnerables; porque los actores de
los otros partidos les empezarán a armar su archivo
de campaña; y porque se verán sometidos a mayores desgastes físicos y
emocionales, a invertir más y anticipadamente,
y sus próximos contrincantes les darán marcaje
personal, para documentar mejor sus desmanes y resbalones. En el tiempo que
todavía falta para las nominaciones,
bien podrían conducirlos al agotamiento político, debilitarlos y mermarlos en
grados muy riesgosos, políticamente.
Quien destapó
a Francisco José Martínez Pedrero,
Roberto A. Morales Ortega, Socorro Sarmiento Ochoa y que omitió mencionar a
Carlos Zepeda Trujillo como muy
probable futuro alcalde, goza de las confianzas y aprovecha las confidencias de
todos ellos y, seguramente, ya debe estar arrepentido de lo que hizo y si no,
ya tendrá tiempo para lamentarlo; ¿por qué lo hizo?, ¿qué espera? y ¿cuánto
podrá hacer para remediar su desliz? Quién
sabe, pero lo que es cierto, es que a sus pupilos les abrió tremendo
boquete político, boquete por donde
se les meterán sus presentes y futuros enemigos y todos aquellos promotores de imágenes de cartón, que
les resultará fácil ordeñarlos económicamente. Porque están ya desnudos,
expuestos y descalzos; en el terreno político, en el plano administrativo y en
su ejercicio de gobierno. Si lo aquí descrito es aprovechado y entendido por
sus adversarios políticos, éstos encontrarán material y elementos suficientes
para, con facilidad, arrinconarlos, humillarlos, exhibirlos y destruirlos. Hagamos un ejercicio, imaginándonos
posibles escenarios de campaña política.
Qué podrá contestar Francisco
José Martínez Pedrero, cuando
durante su próxima campaña para diputado federal, sus contrincantes le
reproduzcan públicamente, partes
sensibles de audios obtenidos en sesiones públicas y privadas del cabildo, con
lo que se prueba, fehacientemente, su desempeño petulante, irresponsable,
deshonesto, cínico y que en privado lo enloquece el poder. Qué contestará Martínez Pedrero, cuando en las plazas
públicas de las zonas urbanas o rurales, le reproduzcan su voz donde pide “la dispensa de la lectura de las actas del
cabildo” en las sesiones públicas del ayuntamiento, que utiliza para
ocultar los atractivos acuerdos privados,
la información más importante para los ciudadanos. Qué va a contestar cuando le
ejemplifiquen, con nombre y apellidos, cómo viola la Ley Orgánica Municipal, y la Ley
de Adquisiciones, Arrendamientos y Contrataciones.
Francisco José Martínez Pedrero, en su trabajo proselitista para próximo
diputado federal, ¿qué hará cuando le pregunten en público, sobre la total
opacidad en el ejercicio de la obra pública, y cuando lo desvistan mostrándole
cómo torcía la ley para ejercer el gasto de inversión?, ¿por qué ocultaba la
nómina municipal, y cuánto costaba mensualmente promover su imagen, disfrazar ineptitudes,
esconder incongruencias, solapar a sus amigos o familiares, desprestigiar a sus
no cómplices, y distraer de lo importante? Martínez
Pedrero puede estar seguro que, en unos meses más, le asomarán grabaciones
en audio y video, y suficientes documentos, comprometedores, para presentarlo
como lo que es verdaderamente; un mal gobernante, un desvergonzado en
administración pública y un político analfabeta.
Francisco José Martínez Pedrero,
Roberto A. Morales Ortega y Socorro Sarmiento Ochoa, pueden estar seguros que, más temprano que tarde,
les harán públicas todas sus incapacidades, deshonestidad e
irresponsabilidades: los secretos de la nómina de los empleados del municipio los
perseguirá por todas partes; las maniobras ilícitas en los “concursos de obra” no les permitirá
dormir a gusto; los nombres de los beneficiados con caros arrendamientos, adquisiciones
ventajosas y mañosos contratos, los perseguirán como almas en pena; y los “pequeños
negocios” con la basura, “la feria” y el
bajo mundo, obtenidos desde la
policía y los “servicios públicos”,
se volverán pesadillas aderezadas con ingredientes políticos de enorme explosividad,
desprestigio, mortales en tiempo de proceso electoral para elegir diputados
federales, locales y presidentes municipales. Y todo porque “Caperucita se comió al lobo feroz”.
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