Piensa, Prensa y Pega.

10 de julio de 2013

Reflexiones y Precisiones


Si otra cosa no sucede, el pueblo de Chiapas continuará esperando las verdaderas buenas noticias que pueda anunciar el gobernador de la entidad, Manuel Velasco Coello, quien parece esmerarse en desaprovechar las oportunidades de transmitir atractivas decisiones de gobierno, madurés como mandatario, visión como jefe de Estado y sensibilidad y firmeza en la conducción de las capacidades y limitaciones de la realidad estatal. Hasta hoy, el gobernador de Chiapas parece jugar con el cargo y destino de la población chiapaneca, a la que le debe respeto, rectitud y entrega absoluta en sus responsabilidades sociales. Conformar pronto un buen equipo de trabajo, designando a personas de formación sólida, experimentadas, capaces, honestas y de trayectoria intachable, es obligación del ejecutivo estatal, pero hasta ahora da la impresión de no comprenderlo correctamente, y esa actitud ya atrae y multiplica decepciones y desconfianzas hacia su persona y quienes le rodean. Debe ser humilde, escuchar y reaccionar a tiempo o concluirá como un gobernador más: mediocre, irresponsable y tunante.

La semana anterior, el gobernador Manuel Velasco Coello anunció su decisión de nombrar al diputado federal con licencia, Eduardo Ramírez Aguilar, como Secretario General de Gobierno del Poder Ejecutivo, el segundo cargo de mayor importancia después del gobernador; y a Julián Nazar Morales, como Secretario del Campo, el frente más sufrido y abandonado por los gobiernos de las últimas tres décadas, cuando menos. Los dio a conocer como los más indicados para poder resolver las necesidades en los espacios en que se les designó. Como aquellos que prometen mucho en beneficio de los chiapanecos, como aquellos que habrán de consolidar el equipo del “Güero” Velasco, como aquellos que sabrán imprimirle ritmo y rumbo a sus respectivas encomiendas, como los que faltaban para que ya todo inicie con certidumbre y sin contratiempos. Pero no es cierto.

Resulta que si le buscamos un poco, muy por encima, al pasado inmediato de Eduardo Ramírez Aguilar y de Julián Nazar Morales, lo que nos encontremos no da para alegrarse y sí para entrar en preocupaciones mayores. A Eduardo Ramírez Aguilar, nacido en 1977, se le empezó a conocer políticamente en su natal municipio de Comitán de Domínguez, en los tiempos del ex gobernador Pablo Salazar Mendiguchía, cuando por el PRD fue Síndico del ayuntamiento y luego presidente municipal sustituto –con la venia y padrinazgo de Pablo Salazar Mendiguchía, ya miembro del PRD-, cuando el presidente municipal entonces titular, Rafael Ruiz Guillén, ganó una diputación federal. Dejó pasar poco más de dos años y luego apareció como candidato a la Presidencia Municipal, pero ya no por el PRD, sino ahora por el partido Verde-Ecologista de México. De aquí en adelante y hasta hoy, ya ha caminado bien agarrado de la mano de Manuel Velasco Coello, por supuesto, sin olvidar las deudas que tiene con Pablo Salazar Mendiguchía y su grupo, de quien se siente parte, pues éste lo formó. Tampoco descuida las atenciones oportunas y suficientes al “Grupo Comitán” encabezado por el ex gobernador Roberto Albores Guillén, quien ya tiene a Juan Carlos Gómez Aranda, el supersecretario, su punta de lanza con un lugar estratégico en el engranaje de la administración pública estatal, y ya listo en “el carril” para asumir la gubernatura, en el momento que sea necesario, a su hijo el Senador, Roberto Albores Gleason. Como bien se puede entender, el hoy Secretario General de Gobierno ha sabido jugar en varias canchas, desde hace mucho y al mismo tiempo; todos lo saben, todos lo dejan, todos han aprendido a utilizarse sin sentirlo o disimulándolo a gusto.

Sobre las condiciones en que Eduardo Ramírez Aguilar se desempeñó como Alcalde, los rasgos en su manera de gobernar y la honradez o deshonestidad que hayan caracterizado el ejercicio de los recursos públicos, por la información públicamente conocida, se puede decir que él y su administración no fueron diferentes a la mayoría de los ayuntamientos chiapanecos, que desde hace muchos años viven simulando pulcritud, democracia, transparencia y honorabilidad en sus responsabilidades. Se puede comprobar con las nóminas de los trabajadores municipales comitecos, que aún están bajo resguardo -del gobierno que presidió Eduardo Ramírez Aguilar-, que el nepotismo existió y bastante; que el incumplimiento total o a medias de la ley de obra pública, fue una constante durante todo su periodo de gobierno;  que la normatividad relacionada con las contrataciones, adquisiciones y arrendamientos, se violó con frecuencia; que constructores y proveedores en general reconocen que con Eduardo Ramírez Aguilar,El diezmo” no dejó de existir, al contrario, se convirtió en costumbre y tradición; que a toda obra o servicio proporcionados no se le descuidaba politizarlo y sacarle raja; y que en el gobierno y administración de Ramírez Aguilar bien se puede hablar de ineptitudes, irresponsabilidades, abusos de poder, simulaciones y muy probables corrupciones en todo su desempeño.

Estos son los antecedentes inmediatos del actual Secretario General de Gobierno del Estado de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, esta es la persona que nos dicen que promete mucho para hacer buen gobierno en Chiapas y para consolidar la administración del gobierno del “Güero” Velasco. Quién sabe si el ex presidente municipal de Comitán, ahora Secretario General de Gobierno, ya terminó de soportar todas las observaciones que recibió, en tiempo y forma, por parte del Órgano Superior de Fiscalización del Congreso del Estado; quién sabe si ya obtuvo su finiquito de la cuenta pública del gobierno que presidió; y quién sabe si no sus enemigos políticos, que ya los ha de tener, ya le tienen bien armado su expediente para cuando lo juzguen necesario, para cuando intenten promoverlo como Senador o bien cuando empiecen a mostrarlo para futuro gobernador, que sería uno de sus objetivos centrales.

Por los antecedentes que como Alcalde dejó Eduardo Ramírez Aguilar, y por todo el desafortunado acompañamiento verbal que ha venido dando a su gobernador durante siete meses, de él no hay que esperar novedades de impacto social en beneficio de la población chiapaneca y sí se puede adelantar que continuará el trato arbitrario, a cuenta gotas, con mañoserías y a regañadientes, hacia las demandas sociales. Diálogo aparente, salidas y no soluciones, burdo desgastamiento, atropellos, torturas, amenazas, persecuciones y los encarcelamientos injustos, no desaparecerán con la llegada de Eduardo Ramírez Aguilar, únicamente, cuando mucho, habrán de adoptar el sello verde-ecologista, el de la casa, pero siempre condimentado y acompañado por costumbres y ex colaboradores de Pablo Salazar Mendiguchía, el “Grupo Comitán” y muy discretamente, activos humanos “no muy vistos” de Juan Sabines Guerrero. Por promociones del actual Secretario General de Gobierno, Eduardo Ramírez Aguilar, ya vemos y veremos, cómo empiezan a regresar a la administración pública amigos y ex colaboradores cercanos a Pablo Salazar Mendiguchía, sin ningún rubor y hasta con descaros y torpezas. 

Sobre Julián Nazar Morales, nombrado Secretario del Campo, quién sabe por quién (no fue casual que no fuera el gobernador quien le diera posesión del cargo, dicen), es “poco” lo que se puede decir, pero suficiente para concluir que a los campesinos de Chiapas no les irá nada bien, al contrario, el escenario es más que preocupante: no tiene ninguna formación académica que lo identifique con el campo chiapaneco; no se le conoce capacidad o experiencia en administración pública; no se sabe que él sea alguien surgido vía el esfuerzo honrado, desde el campo chiapaneco; con mística de servicio y compromiso social. Sí se sabe que ha sido alguien muy ligado, desde hace décadas, a lo más corrompido del sistema político mexicano, el que ha hecho y deshecho con las necesidades de los campesinos, y que resulta culpable de las pobrezas, abandonos, manipulaciones, burlas, olvidos y demás injusticias sociales que día con día agudizan los sufrimientos en las áreas rurales de esta entidad del sur de la República Mexicana. Entonces, el gobernador Manuel Velasco Coello dejó ir la oportunidad de dar buenas noticias, al informar los nombramientos de Eduardo Ramírez Aguilar y Julián Nazar Morales. Lástima, don “güerito”, como dirían por acá.

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