Si
otra cosa no sucede, el pueblo de Chiapas continuará esperando las
verdaderas buenas noticias que pueda anunciar el gobernador de la
entidad, Manuel Velasco Coello, quien parece esmerarse en
desaprovechar las oportunidades de transmitir atractivas decisiones
de gobierno, madurés como mandatario, visión como jefe de Estado y
sensibilidad y firmeza en la conducción de las capacidades y
limitaciones de la realidad estatal. Hasta hoy, el gobernador de
Chiapas parece jugar con el cargo y destino de la población
chiapaneca, a la que le debe respeto, rectitud y entrega absoluta
en sus responsabilidades sociales. Conformar pronto un buen equipo de
trabajo, designando a personas de formación sólida, experimentadas,
capaces, honestas y de trayectoria intachable, es obligación del
ejecutivo estatal, pero hasta ahora da la impresión de no
comprenderlo correctamente, y esa actitud ya atrae y multiplica
decepciones y desconfianzas hacia su persona y quienes le
rodean. Debe ser humilde, escuchar y reaccionar a tiempo o concluirá
como un gobernador más: mediocre, irresponsable y tunante.
La
semana anterior, el gobernador Manuel Velasco Coello anunció
su decisión de nombrar al diputado federal con licencia, Eduardo
Ramírez Aguilar, como Secretario General de Gobierno del Poder
Ejecutivo, el segundo cargo de mayor importancia después del
gobernador; y a Julián Nazar Morales, como Secretario del
Campo, el frente más sufrido y abandonado por los gobiernos de las
últimas tres décadas, cuando menos. Los dio a conocer como los más
indicados para poder resolver las necesidades en los espacios en que
se les designó. Como aquellos que prometen mucho en beneficio de los
chiapanecos, como aquellos que habrán de consolidar el equipo del
“Güero” Velasco, como aquellos que sabrán imprimirle ritmo y
rumbo a sus respectivas encomiendas, como los que faltaban para que
ya todo inicie con certidumbre y sin contratiempos. Pero no es
cierto.
Resulta
que si le buscamos un poco, muy por encima, al pasado
inmediato de Eduardo Ramírez Aguilar y de Julián Nazar
Morales, lo que nos encontremos no da para alegrarse y sí para
entrar en preocupaciones mayores. A Eduardo Ramírez Aguilar,
nacido en 1977, se le empezó a conocer políticamente en su natal
municipio de Comitán de Domínguez, en los tiempos del ex gobernador
Pablo Salazar Mendiguchía, cuando por el PRD fue Síndico del
ayuntamiento y luego presidente municipal sustituto –con la venia y
padrinazgo de Pablo Salazar Mendiguchía, ya miembro del PRD-,
cuando el presidente municipal entonces titular, Rafael Ruiz
Guillén, ganó una diputación federal. Dejó pasar poco más de
dos años y luego apareció como candidato a la Presidencia
Municipal, pero ya no por el PRD, sino ahora por el partido
Verde-Ecologista de México. De aquí en adelante y hasta hoy,
ya ha caminado bien agarrado de la mano de Manuel Velasco Coello,
por supuesto, sin olvidar las deudas que tiene con Pablo Salazar
Mendiguchía y su grupo, de quien se siente parte, pues éste lo
formó. Tampoco descuida las atenciones oportunas y suficientes al
“Grupo Comitán” encabezado por el ex gobernador Roberto
Albores Guillén, quien ya tiene a Juan Carlos Gómez Aranda, el
supersecretario, su punta de lanza con un lugar estratégico en el
engranaje de la administración pública estatal, y ya listo en “el
carril” para asumir la gubernatura, en el momento que sea
necesario, a su hijo el Senador, Roberto Albores Gleason. Como
bien se puede entender, el hoy Secretario General de Gobierno ha
sabido jugar en varias canchas, desde hace mucho y al mismo tiempo;
todos lo saben, todos lo dejan, todos han aprendido a utilizarse sin
sentirlo o disimulándolo a gusto.
Sobre
las condiciones en que Eduardo Ramírez Aguilar se desempeñó
como Alcalde, los rasgos en su manera de gobernar y la
honradez o deshonestidad que hayan caracterizado el ejercicio de los
recursos públicos, por la información públicamente conocida,
se puede decir que él y su administración no fueron diferentes a la
mayoría de los ayuntamientos chiapanecos, que desde hace muchos años
viven simulando pulcritud, democracia, transparencia y honorabilidad
en sus responsabilidades. Se puede comprobar con las nóminas de los
trabajadores municipales comitecos, que aún están bajo resguardo
-del gobierno que presidió Eduardo Ramírez Aguilar-, que el
nepotismo existió y bastante; que el incumplimiento total o a
medias de la ley de obra pública, fue una constante durante todo su
periodo de gobierno; que la normatividad relacionada con las
contrataciones, adquisiciones y arrendamientos, se violó con
frecuencia; que constructores y proveedores en general reconocen que
con Eduardo Ramírez Aguilar, “El diezmo” no dejó
de existir, al contrario, se convirtió en costumbre y tradición;
que a toda obra o servicio proporcionados no se le descuidaba
politizarlo y sacarle raja; y que en el gobierno y administración de
Ramírez Aguilar bien se puede hablar de ineptitudes,
irresponsabilidades, abusos de poder, simulaciones y muy probables
corrupciones en todo su desempeño.
Estos
son los antecedentes inmediatos del actual Secretario General de
Gobierno del Estado de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, esta
es la persona que nos dicen que promete mucho para hacer buen
gobierno en Chiapas y para consolidar la administración del gobierno
del “Güero” Velasco. Quién sabe si el ex presidente municipal
de Comitán, ahora Secretario General de Gobierno, ya terminó de
soportar todas las observaciones que recibió, en tiempo y
forma, por parte del Órgano Superior de Fiscalización del Congreso
del Estado; quién sabe si ya obtuvo su finiquito de la cuenta
pública del gobierno que presidió; y quién sabe si no sus enemigos
políticos, que ya los ha de tener, ya le tienen bien armado su
expediente para cuando lo juzguen necesario, para cuando intenten
promoverlo como Senador o bien cuando empiecen a mostrarlo para
futuro gobernador, que sería uno de sus objetivos centrales.
Por
los antecedentes que como Alcalde dejó Eduardo Ramírez
Aguilar, y por todo el desafortunado acompañamiento verbal
que ha venido dando a su gobernador durante siete meses, de él no
hay que esperar novedades de impacto social en beneficio de la
población chiapaneca y sí se puede adelantar que continuará el
trato arbitrario, a cuenta gotas, con mañoserías y a regañadientes,
hacia las demandas sociales. Diálogo aparente, salidas y no
soluciones, burdo desgastamiento, atropellos, torturas, amenazas,
persecuciones y los encarcelamientos injustos, no desaparecerán con
la llegada de Eduardo Ramírez Aguilar, únicamente, cuando
mucho, habrán de adoptar el sello verde-ecologista, el de la casa,
pero siempre condimentado y acompañado por costumbres y ex
colaboradores de Pablo Salazar Mendiguchía, el “Grupo Comitán”
y muy discretamente, activos humanos “no muy vistos” de Juan
Sabines Guerrero. Por promociones del actual Secretario General
de Gobierno, Eduardo Ramírez Aguilar, ya vemos y veremos,
cómo empiezan a regresar a la administración pública amigos y ex
colaboradores cercanos a Pablo Salazar Mendiguchía, sin
ningún rubor y hasta con descaros y torpezas.
Sobre
Julián Nazar Morales, nombrado Secretario del Campo, quién
sabe por quién (no fue casual que no fuera el gobernador quien le
diera posesión del cargo, dicen), es “poco” lo que se puede
decir, pero suficiente para concluir que a los campesinos de Chiapas
no les irá nada bien, al contrario, el escenario es más que
preocupante: no tiene ninguna formación académica que lo
identifique con el campo chiapaneco; no se le conoce capacidad o
experiencia en administración pública; no se sabe que él sea
alguien surgido vía el esfuerzo honrado, desde el campo chiapaneco;
con mística de servicio y compromiso social. Sí se sabe que
ha sido alguien muy ligado, desde hace décadas, a lo más corrompido
del sistema político mexicano, el que ha hecho y deshecho con las
necesidades de los campesinos, y que resulta culpable de las
pobrezas, abandonos, manipulaciones, burlas, olvidos y demás
injusticias sociales que día con día agudizan los sufrimientos en
las áreas rurales de esta entidad del sur de la República Mexicana.
Entonces, el gobernador Manuel Velasco Coello dejó ir la
oportunidad de dar buenas noticias, al informar los nombramientos de
Eduardo Ramírez Aguilar y Julián Nazar Morales.
Lástima, don “güerito”, como dirían por acá.
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