Ni las apariencias le preocupan
al gobierno federal. Quién
sabe por qué tanto desprecio del gobierno de la república al pueblo de Chiapas,
particularmente hacia las áreas geográficas y ciudadanos más necesitados. Sin
importarle para nada los antecedentes familiares, políticos y administrativos,
fueron nombrados Hernán de Jesús Orantes
López, como Delegado de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas y Sergio Lobato García
como Delegado de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. Puede
afirmarse que ambos nombramientos obedecen a pagos de facturas políticas, por los servicios prestados durante el más reciente proceso electoral, y no a un
reconocimiento a sus capacidades y compromiso social; para nada se consideraron
sus malos antecedentes, desempeño lamentable y resultados criticables, en la
política o administración pública.
Será que el gobierno federal
ignora o no le importa, que
el apellido Orantes desde hace más o
menos 60 años, ha estado decisivamente ligado a las peores prácticas caciquiles,
explotación lastimosa a trabajadores del campo, represiones en todas sus
formas, desalojos, asesinatos, persecuciones, torturas, encarcelamientos
injustos y tensiones con maltratos constantes a indígenas y campesinos en
general. Será que el gobierno federal desconoce todo eso, o bien lo sabe, y
nada le preocupa poner en manos de alguien con estos antecedentes familiares,
el “desarrollo de los pueblos indígenas”,
el futuro de los más ignorados y despreciados. En manos de un apellido de
“horca y cuchillo”, de pistolas,
escopetas y derecho de pernada, ha puesto Enrique Peña Nieto el área más sensible del Estado de Chiapas,
donde surgió y se ha nutrido, durante casi 19 años, el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional que mantiene una guerra
declarada al gobierno federal y sus instituciones, y para quien esta decisión
ha de ser como una bofetada o una patada en la entrepierna.
El gobierno de Enrique Peña
Nieto, ¿desconoce el pasado de Sergio Lobato García? ¿El Gobierno de la
República no conoce los detalles de su actividad como empresario maderero,
gasolinero que violenta leyes ambientales, muy cuestionado presidente
municipal, mediocre diputado local e intrascendente diputado federal? Si el
gobierno de Enrique Peña Nieto está
al tanto de lo cuestionable de la trayectoria política, administrativa y
personal de Sergio Lobato García, ¿cómo
es que puso en sus manos, El Desarrollo
Agrario, Territorial y Urbano de la entidad Chiapaneca? Valorando en la
dimensión correcta, sin apasionamientos ni olvidos, la ruta que ha seguido y
los detalles que han alimentado el “trabajo” de Lobato García: él jamás entenderá la dimensión social que conlleva el oficio que le encomendaron, su
perfil humano y profesional no está hecho para eso, él es de negocios, tráfico de influencias, simulaciones y persona
que sabe bien aprovechar los cargos para agradar e invertir hacia sus
superiores; para amarrar otros puestos políticos o administrativos, para él o
sus familiares, que le aseguren continuar succionando de la ubre presupuestal,
sostenida con recursos del pueblo.
Los gobiernos de Enrique Peña
Nieto y Manuel Velasco Coello,
tienen la obligación de investigar y ponderar en la dimensión adecuada. Sergio Lobato García fue un presidente
municipal de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, al que muy poco o nada le
importó pisotear constantemente la Ley Orgánica Municipal, La Ley de Obra
Pública, La Ley de Fiscalización del Estado, la Ley de Adquisiciones,
Arrendamientos y Contratos, y la Ley de Entrega- Recepción; él y sus
colaboradores que hasta ahora continúan en cargos públicos. Si alguien tiene
dudas o se interesa por documentar o comprobar los atropellos a las leyes y
abusos de poder cometidos por Sergio
Lobato García, en los medios de comunicación serios y confiables de su
tiempo como alcalde, se encuentran puntualmente
registrados todos los señalamientos y evidencias que ejemplifican la corrupción
en el gobierno municipal que presidió
Lobato; el desastre en que dejó la administración municipal, las denuncias
que fueron presentadas ante las autoridades “competentes” y la manera en que
construyó su cacicazgo regional, para el usufructo personal, político y
económico, no para servir a la sociedad.
Si Sergio Lobato García, en una
década como “servidor público”, se ha movido de manera tan criticable,
deshonesta, con tanta irresponsabilidad social, con muestras inocultables de
traición y desprecio hacia sus representados, y que únicamente se ha dedicado a
hacer, comprobadamente, politiquería, negocios y dinero en abundancia, ¿cómo es
que Enrique Peña Nieto pone en sus
manos el Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano de Chiapas? Lic. Enrique Peña Nieto, presidente de México, y Manuel Velasco Coello, gobernador de Chiapas; pueden estar seguros
desde ahora, que el “Desarrollo”
encomendado al ex alcalde coleto, gris diputado local y “uno de tantos” diputado federal, será un fracaso, donde no
solamente quedará a deber los resultados sustantivos, sino que, además, será capaz de contribuir decisivamente a
tensionar más las cuestiones sociales, políticas y económicas, que ya de
por sí amenazan la seguridad nacional, bienestar y armonía de los chiapanecos.
Enrique Peña Nieto y Manuel
Velasco Coello, parecen decididos a que Chiapas reviente. Si fuera cierto lo que frecuentemente expresan
en sus discursos políticos, “planes de
gobierno” y con sus famosas cruzadas
(de lengua), Peña y Velasco; no
descuidarían de manera tan irresponsable el nombramiento de sus colaboradores, en
un Chiapas potencialmente explosivo. Buscarían nombrar como delegados y
funcionarios en general, a personas con calidad moral, honradas, con mística de
servicio, sensibles, sin pasados turbios, respetuosos de las leyes, de una
formación profesional sólida y congruente con su forma de ser. Presidente de los Estados Unidos Mexicanos
y Gobernador Chiapaneco: tienen el derecho de hacer con sus vidas lo que
les dé la gana; pero no les asiste el derecho de despreciar, con sus
decisiones, el merecido bienestar social y la vida digna de los chiapanecos. Hernán de Jesús Orantes López y Sergio Lobato García, nada bueno garantizan
a Chiapas; agudizarán las contradicciones sociales y continuarán alimentando,
riesgosamente, los rencores sociales.
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