Antes
de iniciar en forma el 2014, es
necesario dejar bien anotadas algunas cuestiones de gobierno durante
el 2013. Sinvergüenzadas, cinismos, complicidades, frivolidades,
engaños, traiciones a la patria y otras muchas actitudes que huelen
y saben a irresponsabilidad e incumplimientos de la función social,
es lo que caracterizó el desempeño público de los gobiernos
federal, del estado de Chiapas y del municipio de San Cristóbal de
Las Casas. Corrupción
y extravío oficial en los tres niveles de gobierno de este país.
El
gobierno federal, el del estado de Chiapas y el ayuntamiento coleto,
todos ellos
han demostrado moverse en la misma frecuencia, igual volumen y con la
misma música. Nadie
de ellos,
verdaderamente, ha demostrado que su preocupación prioritaria sea el
combate a la miseria
que golpea mortalmente a más de 50 millones de mexicanos. A
nadie de ellos se
les ve ocupados en desarrollar y fortalecer condiciones que hagan
posible una democracia
verdadera. A nadie de ellos
se les ve esforzarse, decisivamente, para cambiar las condiciones
lastimosas que se presentan en la salud, vivienda y seguridad de los
mexicanos. Nadie
de ellos, como
es su obligación, ha logrado los resultados positivos en la
promoción de empleos suficientes y bien remunerados. Nadie
de ellos ha
demostrado que se conduce por el camino correcto, que llevan a
cambiar radicalmente, las injusticias sociales que flagelan a
millones de habitantes del campo y ciudades de este país. Todos
ellos se
mueven como nacidos
para robar, constituidos para engañar, electos para fingir, surgidos
para atropellar los derechos de los ciudadanos y nombrados para
traicionar a la patria mexicana.
El
gobierno de Enrique Peña Nieto, siempre
buscando confundir, engañar con que
las
reformas, laboral, educativa, energética, política y las que se le
ocurran, son para beneficio de los mexicanos. Como si los ciudadanos
de este país no se dieran cuenta con claridad, que sus reformas son
para corresponder
y complacer
a quienes lo impusieron como presidente de la República Mexicana:
los más
ricos del mundo y de México. La Reforma Laboral
es para colocar en condiciones de mayor indefensión a los
trabajadores de México, como lo necesitan y exigen los empresarios
mexicanos y extranjeros. La
Reforma Educativa
es, en esencia, para desobligar de sus responsabilidades
constitucionales al estado mexicano y fortalecer el atractivo negocio
de la educación
privada, con
los consecuentes impactos sociales, laborales, administrativos,
políticos y educativos, que ello implica. La
Reforma Hacendaria
no es para mermar las ganancias de quienes más tienen, aquellos a
quienes cotidianamente les condonan o reembolsan sus contribuciones;
es para acomodarle mayor carga tributaria a quienes menos tienen, a
las millones de familias que viven entre el olvido, el desprecio, la
manipulación, el atropello y la permanente injusticia en todas sus
formas.
La
Reforma Energética
no se hace, como debe ser, para aprovechar sustentablemente, de
manera oportuna, responsable y racional, un recurso natural no
renovable de los mexicanos, no; es para, otra vez, satisfacer el
apetito voraz que por el dinero y las ganancias tienen quienes
impusieron al presidente Enrique
Peña Nieto;
los multimillonarios de los países más poderosos de la tierra,
particularmente de los Estados Unidos de Norteamérica, y sus
hijastros, los grandes empresarios paridos
por gobiernos priistas y panistas, apoyados incondicionalmente por
perversos y prostituidos perredistas y verdeecologistas.
Así habrá de continuar, hasta el final, el gobierno de Peña
Nieto:
sirviendo como esclavo de los más ricos de México y el mundo, y
comportándose como verdugo de aquellos ante quienes protestó
“cumplir y
hacer cumplir las leyes”,
a quienes con sus acciones de gobierno, hasta hoy, viene traicionando
sistemáticamente.
El
gobierno verdeecologista,
priista, perredista, panista, petista y aliancista, de Manuel Velasco
Coello, en
su esencia y nivel, ha sido nada diferente al de Enrique
Peña Nieto:
hace más por los que más tienen, aquellos que lo trajeron como
gobernador; y demasiado poco, por no decir nada, por los más
necesitados. Ya se ha comprobado que la prioridad del gobernador
Manuel
Velasco Coello,
es invertir en su proyección política personal, antes que en el
desarrollo justo e integral de los chiapanecos. Al gobernador Manuel
Velasco Coello
le encantan y apasionan las frivolidades, lo aparente, lo hueco y lo
intrascendente; el
discurso alegre y la zalamería a sus superiores, son su fuerte.
Las sobrevaloraciones casi lo adormecen y las complacencias, de todo
tipo, hacía sus tutores o mentores, lo mantienen en alerta,
entretenido, divertido y satisfecho, así da la impresión.
Manuel
Velasco Coello,
de los verdaderos conflictos, insatisfacciones e injusticias
sociales, en las áreas urbanas y rurales chiapanecas, en un año, no
se ha ocupado como debiera y corresponde a su obligación
constitucional; puro
discurso y
disfraz,
nada sustantivo ha caracterizado el gobierno y la administración
pública de Manuel
Velasco Coello;
repartir pollitos
y gallinitas;
distribuir plantitas
y toritos;
entregar
bombitas y machetitos;
besar y abrazar a niños y ancianos; disfrazarse de indígena o de
charro; difundir imágenes donde se muestra literalmente colgado de
Enrique Peña
Nieto o de
personajes importantes de la economía y la política mexicanas, en
un año, para nada ha servido, en nada ha mejorado los índices de
bienestar social de los chiapanecos. Manuel
Velasco Coello, de
manera decisiva, solamente se ha ocupado de él y los suyos, y “El
tiempo que le queda libre”,
como dice una canción, lo dedica a placear con su adorada “Anahí”.
Pero hay que
reconocer que, quien más ha hecho es su mamá, pero no por los
chiapanecos.
El
ayuntamiento del municipio de San Cristóbal de Las Casas, el
que preside Francisco
José Martínez Pedrero,
en el nivel de gobierno que ocupa y en lo esencial de su quehacer
público, también se ha movido utilizando “La
misma música,
igual
volumen, y los mismos músicos”
que Peña
Nieto y Velasco Coello:
superficialidades, abusos de poder, corrupciones, opacidad
gubernamental, traiciones al pueblo, ausencia absoluta de
profesionalismo y compromiso social, cinismos insultantes, engaños
completos, verdades a medias y actitudes
de finqueros,
es lo que ha distinguido en lo político y administrativo, al
ayuntamiento coleto, muy particularmente a su presidente municipal,
quien ya se conduce como muy seguro legislador; habla como diputado,
genuflexiona como futuro mozo
de oficio
del gobernador y ya camina como probable caporal
y capataz
de presidentes municipales, es decir, diputado.
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