Procuraduría
de la Defensa del Contribuyente (PRODECON). Hace unas semanas se
creó en el Estado de Chiapas –en algunas otras entidades del país ya existían desde antes de las administraciones de Peña Nieto y Velasco Coello- la Procuraduría de la Defensa del
Contribuyente que, dicen, se
constituyó para acompañar al
ciudadano que sienta que se le atropellan sus derechos constitucionales. Desde
la creación de la PRODECON, se le ha
publicitado bastante en los diferentes medios de comunicación, y por la forma
en que se le presenta y promueve; pareciera
que en verdad viene resuelta a defender y
acompañar al contribuyente, de los abusos cotidianos que comete y pueda
cometer la autoridad que tiene como función pública, recaudar y administrar los
impuestos que las autoridades “competentes” disponen sin consultar al
pueblo mexicano. En este país, por la manera en que se decide el monto de los
impuestos, son eso, verdaderamente impuestos,
no contribuciones.
Procuraduría
de la Defensa del Contribuyente. Los contribuyentes chiapanecos no debemos
perder de vista que la PRODECON es
una institución que se establece por disposición del gobierno y no como
resultado de un esfuerzo organizativo y por decisión del pueblo de Chiapas. En
consecuencia, si la PRODECON nace a
iniciativa de la autoridad y ella la promueve y procura los recursos económicos
para su funcionamiento, va a estar muy difícil –no imposible- que haga más por
los contribuyentes que por quien lo engendró y alimenta. A lo mejor suena muy duro,
pero al final “El que paga manda”, y
el que manda, ni modos que se coloque abajo del que obedece.
Procuraduría
de la Defensa del Contribuyente. La creación de la PRODECON en Chiapas bien podría ser una prueba contundente, de que
el gobierno mexicano está consciente de los abusos que en la entidad se cometen
en contra de los contribuyentes cautivos y potenciales, y de los atropellos generalizados
que están por llegar con la Reforma Hacendaria. El gobierno no ignora la
magnitud de lo que viene sucediendo y bien sabe el terrorismo fiscal que sobrevendrá como producto de la aplicación de
las reformas que en materia hacendaria dispuso –sin consultar al pueblo- para
los mexicanos. De ahora en adelante, va a estar más difícil que alguien pueda escapar
de la autoridad fiscal, de sus ojos y
dientes. Los nuevos instrumentos recaudatorios que ha propuesto y le han
aprobado a la autoridad hacendaria, están bien pensados para recaudar “por las malas” y no “por las buenas”. Seguramente por eso ya
el mismo gobierno estableció en Chiapas a la PRODECON, para intentar calmar
o amansar al contribuyente atropellado en sus derechos. Para atajar las
protestas ciudadanas que pudieran presentarse.
Procuraduría
de la Defensa del Contribuyente. Por un lado, el Sistema de Administración Tributaria (SAT), sufragado con recursos
públicos, nos tratará como delincuentes, nos agarrará del pescuezo y nos
amenazará con llevarnos a un reclusorio, y por el otro, nos acerca una probable
Procuraduría de la Defensa del
Contribuyente que se sostiene con recursos públicos, con la promesa de que
abogará por el contribuyente. No va a estar fácil que los funcionarios de la PRODECON puedan cumplir lo que ofrecen;
hacer más por los indefensos contribuyentes que por quien lo creó, sostiene y
vigila. Lo más seguro es que, mayormente, la PRODECON termine haciendo el papel de “sacerdote”, “torero” o “curandero”:
escuchará confesiones y recomendará
resignación razonada; capoteará y amansará a los que representen riesgos para
la autoridad fiscal; y los que resulten muy magullados, los tratará con “medicina alternativa”, basada en
sugerencias de paciencia y la esperanza de algún castigo divino para
el agresor.
Si
los funcionarios de la recientemente creada PRODECON en Chiapas llegan, en
serio, resueltos a implementar las funciones que le han establecido a la
Procuraduría y que es su obligación promover, procurar, provocar y no solamente
ofrecer; cuentan con los suficientes instrumentos jurídicos que les pueden
permitir hacerse sentir y respetar,
al mismo tiempo que cumplen con su obligación de acompañar y defender, comprometidamente, al ciudadano común, el que no
tiene las relaciones políticas, los recursos humanos y la capacidad económica,
de contribuyentes como Carlos Slim,
Ricardo Salinas Pliego, Emilio Azcárraga Jean, y en Chiapas, “los Farrera”, “los Antonio Leonardo”, “los
González Robelo” de San Cristóbal de Las Casas, “los Cordero” de Comitán de Domínguez y muchos otros de la misma
talla que no necesitan compañía o
defensores, dado que, todo el poder Ejecutivo, el Legislativo y el
Judicial, en México y Chiapas, respectivamente, son empleados temporales suyos: los nombran, promueven o desechan,
según necesiten sus negocios. Cuatro
cuestiones necesitará en exceso la PRODECON chiapaneca: voluntad, compromiso,
visión y valor. Y de tres plagas oficiales debe huir: la simulación, el engaño
y el desgaste mañoso hacía el ciudadano, que es una costumbre en las instituciones oficiales.
¿Procuraduría
del Contribuyente (PRODECON) o Promotora de Complicidades (PRODECOM) futuras? Si los
funcionarios de la PRODECON en
Chiapas se deciden por desempeñar con profesionalismo y honestidad las
responsabilidades que les han encomendado, inclusive poniendo en riesgo su
empleo si es necesario, tendrán mucho trabajo por realizar. Revisando un poco
el contenido de la Reforma Hacendaria ya en vigor, es un hecho que acciones
generalizadas y claras de terrorismo
fiscal asomarán muy pronto, por todas partes: abusos de poder,
intimidaciones, atropellos a los derechos humanos, privación ilegal de la
libertad, uso político de la ley por parte de los gobiernos y manipulación de
las nuevas leyes para “convencer”;
antes, durante y después de los procesos electorales, serán “el
pan nuestro de cada día” y es bastante probable que la PRODECON únicamente se limite al triste
papel de “muro de lamentaciones. Hay que esperar y no mucho.
La
Procuraduría de la Defensa del Contribuyente. Ya está
suficientemente claro que el actual gobierno de México, al igual que otros, no
llegó para aligerar y alegrarles la vida a los más de 50 millones de mexicanos
que se encuentran entre la pobreza y la miseria extrema. Ya en 13 meses, el
presidente de México ha demostrado que su prioridad es cumplir con los
compromisos que adquirió con los mexicanos y extranjeros interesados en la
obtención de ganancias y riquezas fáciles, provenientes de los recursos
naturales, materiales y económicos, propiedad del pueblo mexicano. Ya está
claro que el presidente Enrique Peña
Nieto quiere obtener más dinero para manejar a discreción; a como dé lugar,
y una de las fuentes de ingresos son los impuestos, que a solas con
diputados y senadores acordaron recetarle
al pueblo de México. Impuestos que
habrán de servir no para hacer realidad el bienestar social que merecen y urge
a los mexicanos; no, habrá de servirles, mayormente, para corromperse más, para
hacer politiquería, negocios obscuros y propiciar más poder a la oligarquía
financiera, por supuesto, sin descuidar aparentar que los impuestos se utilizan en beneficio de los más necesitados. Si a
como dé lugar, “por las buenas” o “por las malas”, el gobierno Peñista quiere recaudar más dinero, la PRODECON no la tiene de a “miel sobre hojuelas”. Hay que estar muy pendientes de lo que la
PRODECON ofrece y logra; de lo que dice y hace.
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