El mayor tropezón del gobernador
de Chiapas en sus primeros 13
meses de gobierno, indudablemente, lo constituye el hecho de haber sido
sorprendido y exhibido, utilizando 10 millones de dólares en publicidad para la
promoción de su imagen personal, sin ningún beneficio para los más de 4
millones de habitantes urgidos de atención en lo más elemental de bienestar
social. Este abuso oficial por parte del ejecutivo, lo comprenda o no, lo
marcará políticamente en sentido negativo, y él está obligado, de ahora en
adelante, a aprender y corregir todas sus actitudes frívolas, irresponsables y
de fachada, que caracterizan al
gobierno que ha resultado mucho más verde
de lo que se esperaba. Verde por el
color del partido político que lo llevó al poder; verde por la forma de intentar hacer gobierno y administración; verde por la manera de actuar al querer
hacer política; y verde por la
escasa voluntad, visión y valor demostrados en 13 meses, como tierno, torpe y
tibio gobernante.
Recursos del pueblo para la
promoción personal. Esta
forma abusiva y absurda de intentar hacer política; despreciando a los más
necesitados de Chiapas, a destiempo, permanentemente y sin existir méritos
reales y suficientes, es una cuestión muy grave en la entidad, más preocupante
de lo que pudiera imaginarse. No solamente el gobernador destina cuantiosos
recursos para promoverse, violando flagrantemente leyes federales, también lo emulan
muy bien los titulares del poder legislativo y judicial de Chiapas. Además,
todo este comportamiento condenable y casi criminal, también es imitado por los
diputados locales, los colaboradores más cercanos al Ejecutivo, los presidentes
municipales, regidores, diputados federales y senadores, entre otros actores
políticos chiapanecos. Todos ellos, constantemente, utilizan mucho más que 10,
20 o 100 millones de dólares en su proyección personal, sin que ninguna
autoridad los frene y castigue. Mientras tanto, la miseria, el abandono oficial
al campo y las ciudades, y la corrupción, se incrementan diariamente.
Una pequeña lista de infractores
de la ley. Infringen la ley y
demuestran su extrema pobreza ética, moral y profesional, entre muchos otros “funcionarios públicos” y “representantes populares”: Eduardo Ramírez Aguilar, Secretario
General de Gobierno; Fernando
Castellanos Cal y Mayor, titular de la Junta de Coordinación Política del
Congreso Local; Rutilio Escandón Cadena,
titular del Poder Judicial; Leticia
Coello Garrido, presidenta del DIF estatal; Samuel Toledo, presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez; Francisco José Martínez Pedrero,
presidente de San Cristóbal de Las Casas; Ignacio
Avendaño, presidente de Comitán de Domínguez; Samuel Alexis Chacón Morales, presidente de Tapachula; Sasil de León Villard, Secretaria para
el Desarrollo y Empoderamiento de la Mujer; Enoc Hernández Cruz, director general del ICATECH; Ana Elisa López Coello, presidenta del
Instituto de “Acceso” a la
Información Pública, entre los más visibles. Y así se podría continuar con una larga
lista de todos aquellos que hacen lo mismo que su gobernador, utilizar los
dineros del pueblo para intentar construirse una imagen que están muy lejos de
poder obtener mediante sus capacidades. Lograr por sí mismos una fisonomía de “servidores públicos” eficientes,
comprometidos y honestos: con pulso, oídos y vista para gobernar;
responsabilidad para administrar, prudencia para hablar y madera para poder
concretar un buen futuro en la política o la administración pública. Pero no,
todos ellos y los que faltan, están muy lejos de poder ser, solos y
verdaderamente -sin el auxilio cómplice
de mercenarios de la comunicación- todo
eso o algo parecido. Mayormente, son personas con bastantes antecedentes en
actitudes oportunistas, chambonas, desleales y deshonestas.
La patológica hiperactividad de
Leticia Coello Garrido y el arrinconamiento a la imagen del gobernador Manuel
Velasco Coello, su hijo. No
hay día en que la mamá del Ejecutivo Estatal deje de asomar en los medios de
comunicación. La presentan vestida de chiapaneca, con indumentaria tradicional
indígena, “reflexionando” sobre
política, opinando sobre cómo hacer buen gobierno, promoviendo el turismo,
inaugurando obras. Da órdenes a empleados de su hijo -el gobernador- para que
se ocupen de atender invasiones en el
municipio de San Cristóbal de Las Casas; entrega recursos económicos o
materiales en zonas rurales o urbanas; firma convenios. La hacen parecer eficiente
intermediaria y gran gestora, entre los gobiernos municipales y su hijo, el
gobernador; y sin siquiera cuidar las mínimas apariencias, alejada de toda
prudencia institucional, parece ordenar que la muestren como la mujer más
poderosa, terrible y temida en Chiapas. No pocos presidentes municipales y
colaboradores muy cercanos a Manuel
Velasco Coello, se preocupan más en cumplirle y agradarle a la mamá, antes
que al gobernador. Así se sabe y ejemplos dan muchos. Todo este comportamiento
de la señora, es nada bueno para gobernar o administrar a un estado. La
conducta de “la madrina”, como
muchos ya la llaman, está haciendo ver a Velasco
Coello como un adolescente de pueblo, con mamitis aguda, o un chamaco
dependiente de “Las Lomas”, a quien mami asea, alimenta, viste, lleva a la
escuela y hasta se ocupa de ya buscarle a la futura esposa, que por supuesto,
no la quiere de la farándula, sino de apellido Slim, Azcárraga o Salinas Pliego cuando menos.
Doña Leticia Coello Garrido; su
pasado, presente y futuro.
Hasta hace muy poco, la mayoría de los chiapanecos nada sabían sobre doña Leti. Se ignoraba que “nació”, políticamente, siendo empleada y
protegida del ahora senador de la república, Manuel Camacho Solís. Se
ignoraba que había sido esposa de Manuel
Velasco Siles; se ignoraba que era la enérgica y posesiva mamá de “El
güero”; se ignoraba su debilidad por
los reflectores y las ganancias políticas. Se desconocía que doña Leti poseía poderes y capacidades ocultas para incidir, decisivamente, en todo
el poder Ejecutivo, Legislativo, Judicial y los 122 ayuntamientos. Se
desconocía que le sobraban energías e instrumentos para desempeñarse como mamá,
primera dama y casi coordinadora del gabinete legal y ampliado del gobernador,
su hijo. Sólo hay que ver, escuchar o leer lo que ella diariamente expresa,
para concluir que doña Leti, además
de mamá, sabe utilizar y administrar muy buena parte del poder que sólo
corresponde al gobernador. Doña Leti,
¿solamente vicegobernadora, o mujer ya en campaña política para un cargo de “elección popular”?
La mamá política y
administradora. No va lejos
que la hiperactividad de la señora ya la tenga vislumbrando un probable cargo
de “representación popular”; no va
lejos de que en esta dirección ya le
estén manoseando el ego sus colaboradores, y que a ella no le disguste, al
contrario, se sienta complacida. Imagínense a doña Leti como “representante
popular” de la mano de Sasil de
León, Fernando Castellanos, Eduardo Ramírez, Nacho Avendaño, Pancho Martínez, entre
muchos otros que permanentemente utilizan recursos públicos en la promoción de
su imagen personal. Ojalá alguien de
aquí o de allá, se atreva a moderar y sosegar a la mamá del gobernador, de lo
contrario, mayor anarquía es de esperarse al interior del gobierno Güerista y peores escenarios en el
bienestar de los chiapanecos. Viéndolo bien, los enemigos de “El güero” podrían
encontrar en doña Leti, involuntariamente, a la mejor aliada para minar y hasta
destruir la carrera política de Manuel Velasco Coello. Sólo es cuestión de
tiempo y de saber manipular, apropiadamente, a
la señora Coello Garrido.
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