Los buenos Gobiernos, antes de serlo, profundizan en el conocimiento de su realidad y tejen compromisos recíprocos entre futuros gobernados y gobernantes, para crear condiciones donde las relaciones sociales y las fuerzas productivas, lejos de conflictuarse y dañar al conjunto, se conviertan en bujías, poleas y palancas que garanticen a la sociedad, justicia social, libertades, paz, democracia y en general, una vida digna y plena.
Los buenos Gobiernos, son los que ven, escuchan y atienden inquietudes, malestares y necesidades sociales; comprometidos con los que obedecen… protegiéndolos para que manden.
Los buenos Gobiernos: no olvidan el pasado, la historia; se ocupan del presente como se debe, y; su inspiración en el futuro, los orienta, no los pierde.
Los buenos Gobiernos están al servicio del pueblo, le escuchan y sirven: con visión hacia el camino justo; pasión por el bien común; emoción en el esfuerzo diario, y; honestidad en la total entrega.
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