La insensibilidad y ceguera del gobierno de la República, cada día, se vuelve más pronunciada, crónica e irreversible.
Todos los meses sube la gasolina y, esto repercute en los costos de los productos y servicios que son necesarios para vivir; ya se anuncia un próximo incremento de 20% a las tortillas; un 33% al pollo; un 25% al transporte público; cada mes se eleva el costo del gas doméstico; han subido, el pan, el arroz, los frijoles, la electricidad, las carnes rojas, el aceite, los tomates, las cebollas, los huevos y el azúcar, entre otros insumos que los ciudadanos necesitan diariamente para vivir.
A la par, el empleo suficiente y bien remunerado, no existe ni se promueve responsablemente; el desempleo es una amenaza constante entre jóvenes y adultos; la incertidumbre en lo laboral y en el desarrollo profesional, está presente en los jóvenes de México y particularmente en Chiapas; la inseguridad y delincuencia organizada, como reflejo de males mayores, se ha desbordado desde hace mucho: la criminalidad ya rebasa la capacidad de asombro y la seguridad, casi es sólo un añorado recuerdo.
El futuro para los millones de mexicanos y chiapanecos pobres, es absolutamente incierto, preocupante y lamentable, por el lado que se le vea.
Si observamos detenidamente la irracional lógica y actitudes con que se mueven los Gobiernos, Federal, Estatal y Municipales, da la impresión que todos están perfectamente bien sincronizados, para reventar lo más pronto posible al país, con sus millones de pobres.
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