El 12 de febrero fui informado, extraoficialmente, de que a las 19:30 horas de ese día, en el teatro de la ciudad Hermanos Domínguez se efectuaría una reunión del Gobernador de Chiapas con el Consejo Ciudadano de San Cristóbal de las Casas. Luego recibí invitación verbal, telefónica, de un funcionario estatal para estar en la misma.
Por mi oficio en el semanario MIRADA SUR, me interesé y asistí al lugar a las 7 de la noche, con la intención de estar lo más cerca posible de este encuentro, que me permitiera conocer y valorar la utilidad de los trabajos, en el contexto social local.
Encontré que la reunión sería no con todos los ciudadanos representativos en el municipio, si no sólo con empresarios, y no todos, habían sido meticulosamente escogidos y el control de ingreso era riguroso.
Antes de que llegara el gobernador, un funcionario estatal me convenció para entrar al salón principal, aunque no era mi intención; luego, habló con quien controlaba el acceso, le dio mi nombre completo y luego de abonar algo más a mi favor, que no escuché, éste, amablemente me permitió el paso.
Cinco minutos después, el mismo funcionario estatal que me invitó a entrar y que me condujo, con cortesía, regresó visiblemente molesto y apenado, pidiéndome ahora, salir del salón, aduciendo que había sido reconvenido por empleadas de la Presidenta Municipal, Cecilia Flores.
Regresé al lugar donde había estado más de media hora, donde originalmente había pensado estar y minutos después llegó apurada hasta mí Gabriela Trujillo Penagos, coordinadora de “Relaciones Públicas” de la Presidenta Municipal, para “disculparse conmigo” y pedirme que yo no fuera a pensar que había sido instrucción de la Presidenta sacarme del lugar. Le señalé que sobraban las “aclaraciones”, que ya tenía todo claro, ponderado y anotado.
Gabriela Trujillo Penagos, coordinadora de “Provocaciones Públicas” de Cecilia Flores Pérez, volvió a regresar a los 10 minutos para decirme que la señora presidenta estaba muy apenada por lo que había sucedido –claro, habían sido descubiertas-, que me invitaba pasar al salón principal y que ella tenía instrucciones de conducirme y asignarme un lugar. Por obvias razones no acepté y decidí abandonar el recinto, tiempo después de que llegó el Secretario General de Gobierno, quien me saludó de mano y con el que crucé alguna frase.
Presidenta, ¿por qué una reunión con el gobernador y empresarios, a escondidas de los ciudadanos?, ¿quiere usted evitar que los medios de comunicación informen la manera humillante en que se dan las relaciones y acuerdos entre un Ayuntamiento y el gobernador Sabines?, ¿no quiere que los medios estén presentes cuando suplique recursos y pierda toda vergüenza y dignidad?, ¿no quiere que se conozca que los empresarios le truenan los dedos para que usted actúe?, ¿es éste “el gobierno del cambio” que usted ofreció?.
La actitud de la presidenta municipal, expresada vía su empleada, corrobora lo que sobre ella escribí en MIRADA SUR el 10 de febrero, y me llevan a determinar dos cuestiones: seré más cuidadoso en mi seguridad personal y familiar; y pondré mayor entrega y rigor a mis colaboraciones en MIRADA SUR, pues por las reacciones oficiales manifestadas, voy en el camino correcto.
P.D. Al día siguiente del incidente, alguien que discretamente siempre estuvo cercano a mí, me avisó que las conversaciones que sostuve durante todo el jaloneo, las había grabado, por si me servían.
Por mi oficio en el semanario MIRADA SUR, me interesé y asistí al lugar a las 7 de la noche, con la intención de estar lo más cerca posible de este encuentro, que me permitiera conocer y valorar la utilidad de los trabajos, en el contexto social local.
Encontré que la reunión sería no con todos los ciudadanos representativos en el municipio, si no sólo con empresarios, y no todos, habían sido meticulosamente escogidos y el control de ingreso era riguroso.
Antes de que llegara el gobernador, un funcionario estatal me convenció para entrar al salón principal, aunque no era mi intención; luego, habló con quien controlaba el acceso, le dio mi nombre completo y luego de abonar algo más a mi favor, que no escuché, éste, amablemente me permitió el paso.
Cinco minutos después, el mismo funcionario estatal que me invitó a entrar y que me condujo, con cortesía, regresó visiblemente molesto y apenado, pidiéndome ahora, salir del salón, aduciendo que había sido reconvenido por empleadas de la Presidenta Municipal, Cecilia Flores.
Regresé al lugar donde había estado más de media hora, donde originalmente había pensado estar y minutos después llegó apurada hasta mí Gabriela Trujillo Penagos, coordinadora de “Relaciones Públicas” de la Presidenta Municipal, para “disculparse conmigo” y pedirme que yo no fuera a pensar que había sido instrucción de la Presidenta sacarme del lugar. Le señalé que sobraban las “aclaraciones”, que ya tenía todo claro, ponderado y anotado.
Gabriela Trujillo Penagos, coordinadora de “Provocaciones Públicas” de Cecilia Flores Pérez, volvió a regresar a los 10 minutos para decirme que la señora presidenta estaba muy apenada por lo que había sucedido –claro, habían sido descubiertas-, que me invitaba pasar al salón principal y que ella tenía instrucciones de conducirme y asignarme un lugar. Por obvias razones no acepté y decidí abandonar el recinto, tiempo después de que llegó el Secretario General de Gobierno, quien me saludó de mano y con el que crucé alguna frase.
Presidenta, ¿por qué una reunión con el gobernador y empresarios, a escondidas de los ciudadanos?, ¿quiere usted evitar que los medios de comunicación informen la manera humillante en que se dan las relaciones y acuerdos entre un Ayuntamiento y el gobernador Sabines?, ¿no quiere que los medios estén presentes cuando suplique recursos y pierda toda vergüenza y dignidad?, ¿no quiere que se conozca que los empresarios le truenan los dedos para que usted actúe?, ¿es éste “el gobierno del cambio” que usted ofreció?.
La actitud de la presidenta municipal, expresada vía su empleada, corrobora lo que sobre ella escribí en MIRADA SUR el 10 de febrero, y me llevan a determinar dos cuestiones: seré más cuidadoso en mi seguridad personal y familiar; y pondré mayor entrega y rigor a mis colaboraciones en MIRADA SUR, pues por las reacciones oficiales manifestadas, voy en el camino correcto.
P.D. Al día siguiente del incidente, alguien que discretamente siempre estuvo cercano a mí, me avisó que las conversaciones que sostuve durante todo el jaloneo, las había grabado, por si me servían.
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