Hace unos días, en la Editorial del Semanario Católico Desde la Fe, la arquidiócesis de México señaló que en el Gobierno de Felipe Calderón habían grandes logros Políticos, y que sólo quedaban pendientes el Desarrollo Económico y la Justicia Social.
El día de ayer, apareció en los medios el Arzobispo Rogelio Cabrera López, calificando de positiva la administración de Juan Sabines Guerrero; que la prueba de fuego fueron las recientes contingencias; que al Gobernador se le ha visto en constante cercanía con el pueblo; que de continuar esa dinámica, la Entidad se verá favorecida con más acciones; y que en materia de religión hay avances.
En México y Chiapas la realidad nos muestra todos los días que: está mal en lo Político, empeora la economía y los problemas sociales se complican y multiplican fácilmente. En éstas condiciones, es evidente que la Jerarquía Católica no ha medido ni cuidado bien el impacto de sus declaraciones, corriendo el riesgo de cargar con irresponsabilidades y corrupciones de otros.
Si lo expresado por la Jerarquía Católica son cortesías o lenguaje común en el cultivo y cosecha de favores, habría que cuidar las formas y no entregarse a fondo.
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