Por lo visto y escuchado durante “el informe” de Gobierno que el lunes protagonizó el Gobernador de Chiapas, el único que ya puede vivir y dormir tranquilo es Sabines Guerrero.
Demostró que consiguió un dócil poder Legislativo, armado y manipulado a su antojo; un Congreso para aprobar y aplaudir.
Exhibió como en una pasarela a su poder Judicial; mostrando presencia, apellido y su comportamiento de sumisión hacia el Ejecutivo.
Ilustró a todos, sobre cómo los partidos políticos se sientan en sus piernas, duermen en sus brazos y comen de su mano. Convenció que como Gobernador ya tomó posesión, y que controla a todos los actores del gobierno.
Descaradamente, mangoneó como quiso las formas y contenidos de la sesión del Congreso, para persuadir y presumir al Gobierno federal: que en Chiapas hay Gobierno fuerte; que tiene arrastre popular; que es visionario; que es sensible y trabajador; que sabe qué y cómo hacerlo; que los chiapanecos están con su “Chiapas solidario”; y que sus únicos defectos son la sencillez, calidez y carisma.
Éste “informe” fue concebido y desarrollado para agradar y convencer al presidente Felipe Calderón. Por su esencia, estilo y sabor, resultó el informe que deseaban escuchar las autoridades; faltó el informe que merece el pueblo.
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