En tiempos alegres para el Gobierno de Chiapas, cuando se la viven vendiendo y festejando la ilusión de que todos los problemas se resolverán con sus “ciudades rurales”,
“Deben abandonarse aquellas políticas de carácter neoliberal que conducen a un acceso restringido y privatizado de los recursos básicos y que además se han demostrado insostenibles ecológica y socialmente”.
“Los poderes públicos deben respetar y promover los procesos de autonomía de los pueblos y comunidades indígenas, dada su demostrada capacidad de satisfacción de necesidades básicas”.
“Cualquier programa gubernamental de desarrollo económico y social debe ser consensuado con los sectores sociales verdaderamente representativos”.
“Constituye una necesidad inaplazable emprender la desmilitarización de la zona”.
“Debe procederse definitivamente al desarme y disolución de todos los grupos paramilitares aún presentes en el Estado”.
“Los poderes públicos deben implicarse de inmediato y de manera contundente en la lucha contra la impunidad”.
“Debe abandonarse toda práctica de utilización del sistema punitivo para criminalizar y reprimir los movimientos y las organizaciones sociales”.
“Es urgente abordar una reforma estructural del sistema de impartición de justicia que asegure su verdadera accesibilidad, su imparcialidad y la vigencia de todas las garantías básicas”.
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