21 de Enero del 2008.

Dentro de las áreas más sensibles de los Gobiernos Municipales, encontramos a la Tesorería, Obras Públicas, Policía, Oficialía Mayor, Servicios Públicos y a la Contraloría.

Si alguna resulta incapaz, irresponsable o corrupta, sacude y desestabiliza al resto de la Administración: descompone armonías; desacelera acciones; desprestigia a todo el Gobierno y se convierte en fuente promotora de desconfianzas y decepciones.

Estos “padecimientos”, se incuban al configurar el Ayuntamiento y Administración, sólo con representantes de los grupos políticos, económicos o familiares: al “descuidar” los nombramientos de los empleados; sus antecedentes y la relación puesto-perfil; al olvidar a los experimentados y profesionales; y al decidirse por usos y costumbres (malas).

Escasean los Gobiernos capaces y consientes de su responsabilidad social: abundan los ignorantes y sobran los comerciantes. Los que más proliferan son los Ayuntamientos de sermón y saliva: hablan mucho y hacen poco; prometen una cosa y hacen otra; ofrecen el paraíso caminando al infierno; y se encomiendan a dios, arrodillados con el diablo.

En el Ayuntamiento de San Cristóbal de Las Casas, la incumplida entrega-decepción pegó como lo planearon: les nubló la vista; les aflojó el cuerpo; acobardó a muchos; y semiparalizó a la Administración.

Claro, esto no explica ni justifica que se violen leyes e incumplan compromisos: no han presentado caución, como lo establece la ley, el Tesorero y quienes manejan fondos y valores; no inician con las Declaraciones Patrimoniales; ya son cómplices por omisión, de irregularidades y ecocidio en “el Cubito”; y se niegan al acuerdo del 50% de ajuste al salario, prometido en campaña.